Bolivia: El paradigma para una América Latina Plurinacional

Bolivia: El paradigma para una América Latina Plurinacional

"Bolivia continúa siendo un gran referente para la consolidación de una América Latina Plurinacional, la que de una vez por todas destierre a todo proyecto neoliberal capitalista e imperialista; pues si América Latina no actúa unida desde su propia identidad será cercenada" Por Sdenka Saavedra Alfaro
Sdenka Saavedra Alfaro
Thursday 31 de Mar.
Bolivia: El paradigma para una América Latina Plurinacional

Sdenka Saavedra Alfaro[1]

Recientemente se llevó a cabo, la celebración del 27º aniversario del Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), aquel que justamente emergió de la lucha, de la resistencia y  la consigna del pueblo, a través de la Revolución Democrática Cultural, el Proceso de Cambio, articulando la hegemonía de todos los movimientos sociales, las federaciones, los obreros, campesinos, indígenas, la lucha de los oprimidos, que llevó a la creación, y la refundación del país con la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia,  ciclo histórico más importante de la historia en 500 años, un ejemplo de la lucha de los pueblos de  Abya Yala, que derrotó a la burguesía neoliberal subsidiaria del imperialismo, la que partió con el liderazgo de Evo Morales Ayma, y la que ahora continúa con Luis Arce Catacora y David Choquehuanca, tras recuperar la democracia logrando el 55 por ciento de los votos, en los comicios después del Golpe de Estado de 2019.

Sin lugar a dudas, esta gran revolución democrática y cultural que surgió del pueblo y para el pueblo en Bolivia no sólo es un ejemplo; sino un referente para la conformación de una América Latina Plurinacional, y para todo país que lucha contra todo tipo de injerencias del imperialismo y el sionismo, pues esa es la consigna la defensa de la identidad, la defensa de los recursos naturales sin el sometimiento al yugo extranjero. Y esto únicamente se logra a través de la  unidad, de la inclusión, de la independencia y soberanía de los pueblos.

Y es este planteamiento precisamente, el que llama a cambiar la forma de vida, pues el horizonte es lo comunitario; muy lejos del pensamiento capitalista que solamente ve la ganancia, el dinero, el poder sin ver la importancia que representa los recursos vitales de la vida como el agua, como los minerales, u otros recursos que nos llevan al contexto de equilibrio, ya que como vemos para el neoliberalismo el capital es lo más importante; sin embargo para la comunidad, para el pueblo indígena originario por ejemplo la vida es lo más importante y en ese contexto se sitúa el Suma Qamaña, “Usos y costumbres de los pueblos”, la inclusión de la identidad indígena con sus emblemas como la bandera multicolor de los pueblos precolombinos de los Andes la “Wiphala”[2] u otros.

Como la percepción comunitaria, no individualista únicamente; sino colectiva la que prima, la que piensa en los otros, en los humildes, en los desposeídos, porque los pueblos indígenas de Abya Yala en su expresión diversa, desde Alaska hasta la Patagonia tienen un paradigma único,  la vida comunitaria, y al respecto en quechua y en aymara “Ayllu”, y en guaraní “Tenta” significan “Comunidad”, y es esa raigambre cultural, la que unifica, en un todo Plurinacional, intercultural,  la que rechaza las acciones del imperialismo y el capitalismo que imponen sanciones económicas a los países que no se someten a sus ideologías, como a Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán, Siria y ahora Rusia, los llamados “Ejes del Mal” y los que organizan golpes de Estado y promueven el fascismo y racismo que atentan contra la soberanía de los pueblos.

Y justamente es esta percepción la que llevó a ganar las elecciones presidenciales al profesor rural Pedro Castillo en el Perú, de la mano del pueblo, para construir una Patria Grande de América Latina, él que tiene un programa similar al de Bolivia con una revolución democrática y cultural pacífica, que defiende por sobretodo los recursos naturales e impulsa una Asamblea Constituyente, en beneficio del pueblo para que exista justicia social, dejando atrás a la actual, vigente desde 1993, cuando Alberto Fujimori (1990-2000) enraizó el neoliberalismo en Perú; pues la única manera de lograr independencia y soberanía es través de la nacionalización de las  minas, yacimientos de gas y de petróleo existentes en Perú, tomando como ejemplo, lo acontecido económicamente en Bolivia desde 2006, alcanzar el mejor nivel en economía del país, el que lo sacó de la pobreza con su “Modelo económico social comunitario productivo: el «milagro» boliviano”.

Al mismo tiempo esa misma herencia cultural identitaria de pueblos originarios es también lo que llevó a ganar las elecciones a Gabriel Boric en Chile, después de muchas luchas, en el reconocimiento de la plurinacionalidad en todo el territorio chileno que tuvo el respaldo del 55,87% de votos en 2021, y tras la aprobación de la Convención Constitucional de un artículo de la nueva Constitución que declara a Chile como un "Estado regional, plurinacional e intercultural" propuesta que superó los 2/3 de votación, el mínimo requerido para ser incluida en el borrador de la nueva Constitución, la que cambia la definición de "Estado unitario" que se indica en la actual Constitución chilena que fue implementada en 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Es en ese sentido, Bolivia continúa siendo un gran referente para la consolidación de una América Latina Plurinacional, la que de una vez por todas destierre a todo proyecto neoliberal capitalista e imperialista; pues si América Latina no actúa unida desde su propia identidad será cercenada, por ello “Necesitamos integrarnos, no somos de la cultura de la división, nuestro continente fue dividido, fue descuartizado, fragmentado” , y en ese sentido "Estamos seguros de que la respuesta a la crisis global del capitalismo la vamos a encontrar en nuestras culturas, en nuestro Qhapaq Ñan (Caminos de Integración), en nuestra wiphala", como lo señaló siempre el Vicepresidente David Choquehuanca.

Por Sdenka Saavedra Alfaro

[1] Sdenka Saavedra Alfaro, periodista y escritora antiimperialista.

[2] Etimológicamente la palabra se forma de Wiphay (que es voz de triunfo) y laphaqi (entendido como el fluir en el viento de un objeto flexible), ambas palabras de la lengua aymara, bandera de los pueblos de Sudamérica, aquellas comunidades que descienden de los pueblos andinos (Kuntinsuyu, Collasuyu, Chinchansuyu, Antinsuyu).


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