Roberto Chambi Calle[1]
Los procesos de integración y las organizaciones internacionales en especial post 2da Guerra mundial, tenían el objetivo entre los más importantes, el de consolidar la paz mediante la solución pacífica de las controversias entre los actores internacionales, la Carta de San Francisco de 1945, que da origen jurídico a la Organización de Naciones Unidas, menciona como uno de sus pilares fundamentales a los acuerdos regionales —procesos de integración y/o comunitarios— en su capítulo VIII artículo 52 parágrafos 2 y 3, enfatiza que “Los Miembros de las Naciones Unidas que sean partes en dichos acuerdos o que constituyan dichos organismos, harán todos los esfuerzos posibles para lograr el arreglo pacífico de las controversias de carácter local por medio de tales acuerdos u organismos regionales antes de someterlas al Consejo de Seguridad”, y que para la consolidación de ello, “El Consejo de Seguridad promoverá el desarrollo del arreglo pacífico de las controversias de carácter local por medio de dichos acuerdos u organismos regionales, procediendo, bien a iniciativa de los Estados interesados, bien a instancia del Consejo de Seguridad”, en tal sentido, siendo la norma jurídica el elemento fundamental para establecer la paz, así como el Consejo de Seguridad, el actor clave para la solución de las controversias; ¿Por qué hasta la fecha no se da una vía de solución a la guerra entre Ucrania y Rusia?
Detrás de la asesoría técnica, militar y política de Ucrania está EEUU y sus halcones europeos, cuando estos últimos deberían ser en virtud a la Carta de Naciones Unidas, así como de sus estatutos constitutivos, quienes promuevan la paz y no la tercera guerra mundial, pues Rusia en virtud a sus principios de defensa y protección de su soberanía, no está de acuerdo en que la OTAN tenga presencia en sus fronteras; ya que la administración estadounidense está dispuesta a convertir a Ucrania en su base militar y nuclear para contrarrestar a Rusia, así como al resto del mundo, porque es vox pópuli que la Casa Blanca cuenta con más de 800 bases militares en el mundo, siendo ésta la verdadera amenaza para la humanidad y no Rusia cuando defiende la seguridad de su población y su soberanía, pues si Rusia —como pasó con los misiles en Cuba en 1962— armase, y asesorase con tropas, a Tijuana, Mexicali, o Ciudad Juárez, en México, con absoluta seguridad EE.UU invadiría México.
Si somos respetuosos del Ius Cogens debemos ser conscientes de que el conflicto Ruso-Ucraniano es una agresión al Derecho Humanitario, siendo que éste debería ser respetado por todos, en especial por Estados Unidos, quien no tiene ni una pisca de ética, ni de moral para juzgar el accionar de Moscú contra Kiev; pues el imperio estadounidense fue quien asesinó a casi medio millón de personas en Hiroshima y Nagasaki en 1945, cuando lanzó dos bombas atómicas, ello sin mencionar todas las invasiones, golpes de estado, injerencias, etcétera a lo largo y ancho del mundo.
Las serias intenciones de EEUU de querer convertir a Ucrania en su base militar mediante la OTAN, ha sido el caldo de cultivo de la actual crisis que vive el Donbás, pues ellos son los que permearon el incumplimiento a los acuerdos de Minsk del 2014 y 2015, mediante el sostenimiento de grupos neonazis que han hecho imposible la convivencia de los habitantes de Donetsk y Lugansk, no teniendo otra opción estos últimos que solicitar ayuda a Rusia frente a las masacres y agresiones de la administración de Kiev contra los habitantes de estas regiones.
En el presente escenario la sociedad internacional —caído el muro de Berlín en 1989— una vez más se ha demostrado que vivimos en un mundo multipolar, en donde los actores se han alineado en bloque manifestando su apoyo, su rechazo y su neutralidad frente a Rusia y Ucrania, en esa línea varios países latinoamericanos han mostrado su apoyo a Putin, así como otros a Zelensky, un conflicto que también ha servido para destapar una vez más la hipocresía y el doble rasero respecto a los refugiados, pues la Unión Europea dice: “Blancos sí, negros o árabes, no[2]”.
En Latinoamérica tenemos varios procesos de integración, sin embargo, no han podido unificar su postura como bloque regional, ni establecer una política exterior respecto a este conflicto, cayendo la integración —con carácter decisorio por ejemplo en el caso de la CAN o el MERCOSUR— solo a términos de mercancía, capital por sobre las cuestiones humanitarias.
La mala lectura o interpretación del conflicto, permeado por los medios corporativos de comunicación han puesto al verdadero planificador y artífice —EEUU y sus socios europeos— como los salvadores de Ucrania cuando EEUU y la UE son los promotores mediante sus ráfagas arteras y falaces desde facebook, twitter, youtube o Google cuando bloquean los medios rusos como RT o RIANOVOSTI, privando a la población mundial de la verdad de los hechos.
Frente a ello, los países latinoamericanos no escapan a esta madeja informativa, pues la población en general vive cegada frente a la verdad, repercutiendo ello cuando un gobierno declara a favor o en contra de este conflicto, tal es el sine qua non del problema que muestran “la verdad” desde su guión y sus medios de comunicación en todo el mundo, siendo a la vez jueces de que tal o “x” país debería condenar el accionar de Rusia.
Lo que se observa hoy, es que tanto los bloques regionales y subregionales actúan en función de sus grandes intereses soslayando la verdad de los hechos, así como tomando posturas unilaterales como lo hace la Unión Europea y sus aliados, quienes muy rara vez por ejemplo protestan cuando la entidad sionista israelí asesina y coloniza territorio palestino, Marruecos constriñe la soberanía del pueblo Saharaui, o como recientemente Estados Unidos bombardeó Somalia. Frente a ese soslayamiento de los procesos de integración y las organizaciones internacionales, deben ser los estados que haciendo uso de su soberanía, sean quienes condenen y/o inicien procesos ante la Corte Penal Internacional respecto a las violaciones al derecho internacional; así como también por los mecanismos pacíficos puedan ayudar al allanamiento de la paz, si es que aún se cree en la efectividad del Derecho Internacional.
Por Roberto Chambi Calle
[1] Jurista, teólogo y analista en relaciones Internacionales, Universidad “Al Mustafá” República Islámica de Irán.
[2] SAAVEDRA, Alfaro, Sdenka; “La hipocresía de Occidente respecto a los refugiados: Blancos sí, negros o árabes no” en; https://www.annurtv.com/news-124711-la-hipocres%C3%ADa-de-occidente-respecto-a-los-refugiados-blancos-s%C3%AD-negros-o-%C3%A1rabes-no