“Israel roba 600 millones de los 800 millones de metros cúbicos de Palestina y los desvía hacia sus ciudades y asentamientos”, denunció el domingo el primer ministro palestino, Muhammad Shtayyeh, durante la 4.ª edición de la Conferencia Árabe sobre el Agua, en la ciudad cisjordana de Ramalá.
De hecho, Shtayyeh censuró que, después de 1967, el régimen de ocupación comenzó a cavar pozos de agua en Cisjordania que eran más profundos que los de palestinos.
Esta medida, prosiguió, llevó a los sionistas a “controlar la mayor parte de las aguas subterráneas, así como al secado de los manantiales”.
Subrayó que un colono israelí promedio consume 430 litros de agua por día, mientras que un palestino solo consume 72 litros, mucho menos que el promedio mundial de 120 litros.
El régimen israelí es acusado de destruir la infraestructura hídrica y privar a los palestinos de su derecho a acceder y controlar las fuentes de agua.
El Instituto de Investigación Aplicada–Jerusalén (ARIJ, por sus siglas en inglés) denunció en julio pasado que Israel declaró zona militar la tierra adyacente al río Jordán, lo cual impidió a los palestinos usar sus aguas.
Por otro lado, en la Franja de Gaza, la falta de combustible y equipamiento, causadas por el bloqueo del régimen de Tel Aviv, ha dificultado el acceso de los palestinos en ese territorio a agua suficiente, potable y asequible.