Muchos de los partidos se celebran a la misma hora que el rezo. Para evitar inconvenientes en los fervientes hinchas que asisten al evento, todos los estadios tienen una habitación especial.
Este sitio está adecuado para que los practicantes puedan realizar allí sus oraciones. Los religiosos podrán ausentarse por unos minutos de sus asientos para cumplir con sus oraciones. El resto seguirá atento a lo que pase en el césped.
Existe una zona de oración para los hombres y otra zona para las mujeres. Cuando las autoridades qataríes mandaron a construir desde cero los ocho estadios mundialistas, incluyeron salas de rezo.
La hora para la plegaria se respeta en todo sentido. Incluso, todos los programas radiales y la música se interrumpe para uno de los rezos diarios que deben hacer los musulmanes.
El choque cultural del primer Mundial en un país musulmán no solo cambia la rutina de los hinchas que lleguen de todas partes. También los locales deberán adaptarse a cientos de miles de extraños y de partidos de fútbol a toda hora.
Los musulmanes rezan cinco veces por día –al amanecer, al mediodía, a la tarde, al atardecer y a la noche– mirando hacia la Kaaba, la casa de Dios, en la gran mezquita de La Meca. Pueden rezar en cualquier lugar en el que se encuentren, siempre y cuando esté limpio, preferiblemente en compañía de otros musulmanes.