2022: Otro año mortífero para palestinos y palestinas

2022: Otro año mortífero para palestinos y palestinas

Según Naciones Unidas, más de 150 palestinos y palestinas han sido asesinados solo en Cisjordania en lo que va de 2022, el mayor número de muertes desde 2005. La violencia en Cisjordania se ha recrudecido con una rápida expansión de los asentamientos israelíes y un fuerte aumento de las incursiones militares israelíes en toda la Cisjordania ocupada.
Annur TV
Friday 30 de Dec.
2022: Otro año mortífero para palestinos y palestinas

El año 2022 ha sido el más mortífero para palestinos y palestinas en Cisjordania, incluida Jerusalén Este. La violencia en Cisjordania se ha recrudecido con una rápida expansión de los asentamientos israelíes y un fuerte aumento de las incursiones militares israelíes en toda la Cisjordania ocupada. En lo que va de año 150 palestinos y palestinas han sido asesinados allí, lo que supone el mayor número de muertes desde 2005, según señala Naciones Unidas.  

La ocupación israelí, los asentamientos ilegales de colonos, las demoliciones de viviendas y los desalojos, aumentan la ira, la desesperación y la desesperanza entre la población. Además de verse atrapadas en la violencia, las familias palestinas se han visto sometidas a restricciones de circulación impuestas por las autoridades israelíes, lo que ha interrumpido su acceso a servicios esenciales.  

Los refugiados y refugiadas que viven en los campamentos de Cisjordania y sus alrededores están particularmente expuestos a la violencia. Estos niveles de violencia también han afectado a la capacidad de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, UNRWA, para prestar servicios. 

Es muy preocupante el aumento de la expansión de los asentamientos de colonos israelíes en la Cisjordania ocupada. Según el enviado especial de la ONU, Tor Wennesland, se han seguido construyendo 4800 viviendas de colonos este año en la llamada Área C y las construcciones nuevas en Jerusalén Este han pasado de 900 en 2021 a 3100 en 2022. Al mismo tiempo se han demolido constantemente hogares y propiedades palestinas.  

“Me alarma en particular el derribo de una escuela en Masafer Yatta y el anuncio de las autoridades israelíes de demoler estructuras adicionales en las comunidades de pastores de esa zona, lo que tendría un coste humanitario significativo, si se implementara”, comenta el enviado especial de la ONU. 

La pobreza de los refugiados y refugiadas de Palestina, combinada con la ausencia de un proceso político y de cualquier esperanza de un futuro mejor, está alimentando la angustia, la desesperación y la ira. 

En Gaza, Líbano y Siria, entre el 80% y el 90 % de los refugiados palestinos viven ahora por debajo del umbral de la pobreza. Los barcos que se hunden en el Mediterráneo con refugiados y refugiadas de Palestina a bordo son un claro recordatorio del nivel de desesperación. 

Su pobreza empeoró por las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de COVID-19 y el impacto de la guerra de Ucrania en el empleo, los precios y la inflación vertiginosa. 

Gaza continúa soportando cierres debilitantes y crisis humanitarias. Casi la mitad de los estudiantes de UNRWA están traumatizados por ciclos repetidos de violencia, el último en agosto de este año que se cobró la vida de 16 niños y niñas. Han sufrido 5 ofensivas militares en los últimos 15 años, además de 15 años de bloqueo que limita su capacidad de crecer, desarrollarse y su libertad de movimiento. 

Casi todos los refugiados y refugiadas de la Franja ahora dependen de la ayuda alimentaria de UNRWA. 

En Líbano, los refugiados y refugiadas le dicen a UNRWA que “cualquier cosa” es mejor que sus vidas hoy. Cuatro de cada cinco viven en la pobreza. Ya se encontraban entre los más vulnerables, viviendo en campamentos superpoblados y sujetos a políticas discriminatorias sistemáticas. Actualmente, la brutal crisis económica y financiera que atraviesa el país les empuja a buscar un futuro fuera del país en cuyo camino arriesgan sus vidas. Se han incrementado los viajes mortales en barcos, y con ellos, la tragedia humana. 

En Siria, el conflicto continúa tras 11 años de guerra, con una nueva escalada de violencia en los últimos meses, y los refugiados y refugiadas de Palestina están regresando cada vez más a vivir en barrios que fueron arrasados hace años, simplemente porque no tienen otras opciones. 

Todos los días, los niños y niñas emergen de los escombros para ir a las escuelas de la UNRWA fuera de los campamentos.  La Agencia está en proceso de rehabilitación de escuelas y clínicas de salud en campamentos como Yarmouk y Ein el Tal, donde están regresando a vivir. 

En Jordania, la pandemia de COVID-19 ha golpeado la economía y el mercado laboral, privando de ingresos a una gran parte de los refugiados y refugiadas. 

En el año que entra se cumplen 75 años desde la Nakba, la ‘catastrofe’, el día en el que más de 700.000 palestinos y palestinas se vieron obligados a abandonar sus casas, pueblos y ciudades convirtiéndose en refugiados. A menudo, el tiempo es el mejor aliado del olvido. Por eso es necesario seguir recordando que casi 6 millones de personas están aún a la espera de una solución. “Los refugiados de Palestina no deberían tener que esperar otros 75 años para disfrutar de la dignidad, los derechos humanos básicos y la justicia”, sentencia el Comisionado General de UNRWA, Philippe Lazzarini. 

Fuente: www.eldiario.es 


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