Detrás del ataque a musulmanes en distintos puntos de planeta

Detrás del ataque a musulmanes en distintos puntos de planeta

Este artículo intenta poner el foco en el vínculo político que hace posible conectar el genocidio de la población Rohingya, en Myanmar, el ascenso del fundamentalismo hindú en La India, con su ataque sistemático contra los musulmanes y, en particular contra Kashmir, y la ocupación colonial del régimen sionista en Palestina.
Annur TV
Monday 27 de Feb.
Detrás del ataque a musulmanes en distintos puntos de planeta

POR XAVIER VILLAR

En todos estos escenarios existe una población que se identifica de forma pública con el Islam y que, debido a esa condición que podemos calificar como musulmanidad, sufre una constante agresión que busca eliminar toda presencia de esa musulmanidad del espacio público.

Esta agresión constante contra la presencia de la musulmanidad es lo que se conoce como islamofobia, la cual se define como un tipo de racismo, cuyos objetivos son las manifestaciones de la musulmanidad o aquellas expresiones públicas percibidas como tales. La relevancia de poner el foco en la musulmanidad nos permite analizar también los actos de agresión contra no musulmanes por su supuesta musulmanidad. A este respecto es importante recordar que la primera persona asesinada en los Estados Unidos después del 11 de septiembre fue un taxista sikh que fue confundido con un musulmán. 

La idea de que la islamofobia sea un tipo de racismo no es algo que esté aceptado de manera generalizada. La principal crítica contra esta definición es que los musulmanes no constituyen una raza y, por lo tanto, no tiene sentido hablar de racismo. Existe una crítica más elaborada hacia el uso del término islamofobia. Esta crítica pone en duda la necesidad de un nuevo concepto para referirse a algo que puede incluirse dentro de la categoría general de racismo. En el otro extremo, nos encontramos con voces que critican la validez de la categoría de islamofobia escudándose en una supuesta libertada de expresión. En otras palabras, islamofobia sería una de esas categorías producidas por lo políticamente correcto.

Aquellas personas que defienden el uso de la categoría de islamofobia defienden la necesidad de esta categoría para describir determinadas situaciones concretas que pasarían desapercibidas de otra manera. Estas personas también defiende que la islamofobia no es simplemente el odio o el miedo al Islam o a los musulmanes. Es más bien, una respuesta política a la presencia política también, de una identidad musulmana. Se podría decir que el objetivo de la islamofobia es evitar que los musulmanes se proyecten políticamente en el futuro, que puedan construir un futuro como musulmanes. 

Las maneras y formas en las que podemos encontrar la islamofobia son diversas. No existe una esencia de la islamofobia que sirva para describir todos los fenómenos incluidos dentro de esa categoría. Más bien, podemos decir que nos encontramos delante de una serie de características comunes que pueden articularse de diversas maneras y en distintos contextos. Estas diversas maneras en las que puede manifestarse la islamofobia están condicionadas por los contextos históricos, culturas, socioeconómicos particulares. 

Podemos analizar unos contextos distintos en los que la islamofobia se materializa. Estos contextos no son ni únicos ni, por lo tanto, hay que verlos como modelos permanentes y estáticos. Son a día de hoy, y dada las diversas articulaciones políticas del Islam en el espacio público, los contextos que, de alguna manera, mejor explican cómo funciona la islamofobia en la vida real.

Hay manifestaciones de islamofobia en los ataques contra personas percibidas como musulmanes. Estos ataques pueden estar cometidos bien por individuos a título personal, un grupo de individuos semiorganizados o grupos organizados. Los ataques van desde insultos, empujones, quitarle el velo a las mujeres, golpes, hasta la muerte. 

En segundo lugar, podemos identificar la islamofobia en los ataques contra propiedades consideradas musulmanas: cementerios, mezquitas, negocios particulares.

En tercer lugar, existen actos de islamofobia representados por actos intimidación. 

En cuarto lugar, nos encontramos las manifestaciones de islamofobia que consisten en un trato discriminatorio hacia aquellas personas identificadas como musulmanas. 

En estos ejemplos la función del estado es más o menos pasiva. Existen otras articulaciones de la islamofobia en las cuales el Estado tiene una función activa contra aquellos individuos considerados como musulmanes: vigilancia y monitorización, encarcelamiento, acusaciones de terrorismo y extremismo.

Una vez hemos analizado, brevemente, las posibles manifestaciones de la islamofobia se hace necesario volver a fijarnos en la relación entre la islamofobia y racismo. Como apuntan varios autores dedicados al estudio tanto de la islamofobia como del racismo, la idea de racismo se fija en los años 30 del siglo XX durante el régimen nazi en Alemania. Al situar el nazismo como representante máximo del racismo, y al presentar ese régimen como algo ajeno a la propia historia de Europa y de Occidente se corta el vínculo entre racismo y colonialismo. En otras palabras, el nazismo es construido como una aberración, una excepción en la historia liberal europea, con lo cual las aventuras coloniales de los imperios europeos dejan de ser relevantes a la hora de analizar el racismo. Por otro lado, es en este momento cuando, gracias al nazismo se biologiza la cuestión de la raza. Esto último es relevante para nuestro análisis. Como los musulmanes no son una "raza" en términos biológicos se entiende que su condición no es una condición natural, sino en todo caso una condición escogida. 

Pero, la idea de que el racismo tiene una base biológica no es más que un mito. Las razas no fueron descubiertas, como quien descubre un nuevo planeta, sino que fueron creadas. La idea de distintas razas nunca tuvo una base biológica, sino que siempre fue una cuestión de procesos sociales y políticos. La construcción de distintos tipos raciales, como apunta David Goldberg, sirve para que los estados puedan regular y controlar a esas poblaciones. Si volvemos a los ejemplos del principio, a La India bajo el control del hinduismo radical representado por Narendra Modi, al constante genocidio de la población Rohinya, o a brutalidad colonial en Palestina, en todos esos ejemplos lo que hay es la construcción de los musulmanes en una raza, no biológica, en términos políticos. La identificación de los musulmanes, como tales, es imprescindible para su control. La islamofobia es una forma de gobermentalidad racial, mucho más que simple prejuicio o ignorancia. Son una serie de intervenciones y clasificaciones que afectan de manera directa al ser en el mundo de las poblaciones musulmanas. En otras palabras, las articulaciones islamófobas no son ni culturales ni emocionales, son políticas, ya que el objetivo principal es la erradicación de una identidad musulmana. 

En La India, Myanmar, Palestina, lo que existe es un racismo dirigido contra los musulmanes y contra su expresión pública. Este racismo tiene articulaciones locales —,por ejemplo en La India, la idea es que los musulmanes son extranjeros, mientras que, en Palestina, los sionistas emplean el lenguaje del terrorismo para atacar a los musulmanes y a sus reivindicaciones políticas—, pero todas esas articulaciones comparten una serie de características, pertenecen a la misma familia. 

Un último apunte. Si como hemos dicho el objetivo de la islamofobia en todas sus articulaciones es la de erradicar o eliminar toda identidad musulmana podemos decir que la República Islámica, con su postura política abiertamente islamista, evita esa posible eliminación. 

Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.

 

HispanTV


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