El departamento de Dotaciones Islámicas de Jerusalén declaró que decenas de colonos asaltaron el sagrado recinto, organizaron recorridos provocativos en sus patios y efectuaron rituales en el área de Bab Al-Rahma, al este de la mezquita.
La policía de ocupación impone restricciones a la entrada de fieles a Al-Aqsa, verifica sus identidades y detiene a algunos de ellos en las puertas exteriores.
Ante este escenario, los habitantes de Jerusalén denunciaron los peligros de las prácticas del régimen y sus colonos y esquemas de judaización.
Por su parte, el Departamento Islámico de Awqaf, la autoridad jordana a cargo del lugar sagrado, calificó la presencia de los colonos en Al-Aqsa como provocativa, al asegurar que los fieles palestinos y los guardias en la mezquita se sienten incómodos con la presencia de las uniformados israelíes.