Sdenka Saavedra Alfaro[1]
Hoy a 56 años de su partida física, su imagen continúa siendo un paradigma de lucha inmortal, cuya influencia traspasó América Latina, llegando a África, Palestina, Asia, donde en Irán y los países del Eje de la Resistencia —Siria, Irak, Yemen, Líbano, Afganistán— es un símbolo de rebelión contra el colonialismo, el capitalismo, el apartheid, la resistencia de los pueblos frente a las injerencias del imperialismo, el sionismo y sus huestes.
Un punto de inflexión, cuya ascendencia ha sido reflejada por grandes líderes intelectuales, cuyos aportes fueron uno de los elementos importantes en la lucha y el triunfo de la Revolución Islámica de Irán por ejemplo, entre ellos el sociólogo Ali Shariati, quien tradujo al persa obras de Jean Paul Sartre y de Frantz Fanon, al igual que el libro “La Guerra de Guerrillas” de Ernesto Guevara; así también esta influencia la vemos cuando el Ayatola Mahmud Taleghani dijo que donde quiera que exista una lucha contra el colonialismo y la explotación, allí también estamos, y Fidel Castro señaló, y si es esto islam, entonces todos somos musulmanes.
Sin lugar a dudas que las cordiales relaciones entre la Revolución Islámica — la que derrotó a la monarquía de los Pahlavi, gendarme de EEUU, Inglaterra y Francia —y la Revolución Cubana — que derribó al régimen de Fulgencio Batista, servil a EEUU— hicieron del “Che” un modelo revolucionario, cuyo legado vive en todas las luchas de resistencia; desde Argelia, el Congo, Níger, hasta la República Árabe Saharaui, y todo tipo de injerencia de la “bestialidad del imperialismo” en América Latina y el Caribe.
Su rostro pintado nos mira fijamente desde el Muro de la Vergüenza, el que comenzó a construirse en el año de 2002, en Cisjordania-Palestina, por el régimen Israelí, el que segrega, divide y separa a los campesinos de sus tierras y sus lugares de trabajo, separando a más familias, quienes arriesgan sus vidas para acceder a derechos básicos como centros de salud y educativos.
Su imagen nos sonríe estampada en la polera del niño, del joven palestino que hoy sigue arrojando piedras, o del menor que está siendo detenido por los soldados israelíes, o que perdió la vida en estos momentos cuando se lleva adelante el genocidio hacia la Franja de Gaza por parte de Israel, el 18vo ejército más poderoso del mundo, y todo el respaldo de EEUU, las naciones Europeas y sus lacayos; pues Netanyahu promete convertir Gaza en una ciudad "en ruinas", siendo ya la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, que desde 2007 sigue bloqueada por todos lados, en donde ya fueron asesinados mientras se escriben estas líneas más de 2500 palestinos, entre ellos 650 niños y 370, mujeres, siendo 7696, los heridos, de acuerdo al Ministerio de Salud Palestino.
El “Che” está en todas partes, en la Resistencia Palestina, aquella que sigue de pie por más de 75 años, resistiendo el colonialismo, el apartheid, la limpieza étnica, la expansión de asentamientos ilegales, el robo de tierras que Israel continúa llevando a cabo desde 1948, los crímenes de guerra y todo vejamen que comete a la luz de la Comunidad Internacional desoyendo toda ley y convención, ya que goza de una eterna impunidad avalada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y toda entidad servil a la hipocresía del Gobierno de Estados Unidos, que hasta ahora no ha cortado el suministro de armas, y no ha congelado los miles de millones de dólares que se le entrega como “asistencia militar” al régimen sionista.
El “Che” se encuentra en cada uno de los combatientes palestinos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), las Brigadas Al-Qassam y la Yihad Islámica Palestina, que con su movimiento histórico y de sorpresa, lanzado desde el 7 de octubre de 2023, denominado “Tormenta de Al-Aqsa” con el disparo de varios millares de cohetes desde Gaza hacia los asentamientos y ciudades israelíes, que en paralelo, inició la infiltración por aire, mar y tierra de decenas de combatientes palestinos en zonas pobladas por israelíes; puso de relieve el inminente colapso de Israel y destruyó el mito de invencibilidad del régimen.
Sin lugar a dudas, que el derecho del pueblo palestino a su autodefensa es un punto de inflexión en estos momentos, cuando la guerra mediática lanza su arma más poderosa que son los medios de comunicación hegemónicos y la manipulación se apodera de todos los titulares y nombra de “guerra”, a lo que está pasando en estos momentos en Palestina; pues los medios corporativos BBC, ABC, EL PAÍS, FRANCE PRESSE, ASSOCIATED PRESS, REUTERS, CNN, y todos, continúan manejando un discurso proclive a una potencia atómica, ya que de acuerdo a Avner Cohen, historiador israelí y autor de libros como "Israel y la bomba" o "El Secreto peor guardado: el pacto de Israel con la bomba", el régimen sionista israelí desarrolló armamento nuclear de forma encubierta hace más de 50 años, siendo uno de los pocos países del mundo que no firmó el Tratado de No Proliferación de Armas Atómicas (TNP).
De qué guerra se está hablando, si estamos comprobando que es un genocidio entre una potencia atómica y un pequeño pueblo sin fuerza militar alguna; como lo demuestran estudios y el ranking de 2023 que publica el sitio especializado Global Fire Power, donde coloca a Israel entre los ejércitos poderosos del mundo; “las fuerzas armadas israelíes no solo cuentan con apresto militar y logística, sino también con un escudo antimisiles efectivo que neutraliza la mayoría de los ataques con cohetes”.
Actualmente, Israel tiene “suficiente material fisionable para fabricar entre 60 y 300 armas nucleares”, según el exoficial del ejército estadounidense Edwin S. Cochran (además de las entre 100 y 200 bombas atómicas ya disponibles, según la CNN), y de acuerdo a varias fuentes, entre ellas la del doctor Alfredo Jalife-Rahme, Israel posee un máximo de 400 bombas termonucleares y de hidrógeno.
Todo ello, nos demuestra una vez más la injusticia, que desde 1948 se viene propinando contra el pueblo de Palestina, cuando comenzó la ocupación y no se cumplieron los acuerdos de la ONU que obligaban a crear dos Estados en ese territorio. Desde ahí desde la Nakba "la catástrofe" la limpieza étnica israelí, cuando pasó a tener un 78% del territorio, lo que posteriormente, en 1967 en la guerra de los seis días Israel ocuparía el 22% restante: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Desde ahí el ente ocupacionista viene soslayando el robo constante a las tierras palestinas, que ya controla más del 85% de los territorios palestinos.
En ese entendido, ante la escalada de violencia del régimen Israelí hacia Gaza, y ante el ultimátum que pesa sobre ella, hace que esta rebelión represente un hito en la historia de la lucha palestina; porque el pueblo se levantó por su sobrevivencia, la valentía de un pueblo entero que se niega a continuar aceptando tanto sufrimiento y humillación ante un estado colonizador que viene amedrentando a todo un pueblo, que lucha por recuperar su territorio, su dignidad y su libertad, ante la Comunidad Internacional, que ha sido testigo del crimen más largo de nuestra época.
Por Sdenka Saavedra Alfaro
[1] Periodista, docente universitaria, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED).