De los versos del Corán se puede deducir que este mundo es el lugar donde se manifiesta la apariencia de las cosas mientras que el más allá es el lugar de revelación de su dimensión real.
Según el versículo 5 de la Sura Al-Hadid, “A Él pertenece el mulk (soberanía) de los cielos y la tierra. Todo volverá a Él."
En el versículo 75 de Surah Al-Anaam también se menciona su malakut:
“Y así le mostramos a Abraham el malakut (reino) de los cielos y de la tierra, para que perteneciera a aquellos que tienen certeza”.
Entonces, según el Corán, estamos en presencia de una dimensión llamada mulk y otra llamada malakut.
Aquí hay otros dos versos que hablan sobre el mulk y el malakut:
“Bendito sea Aquel en Cuya Mano está el mulk, Él tiene poder sobre todas las cosas” (versículo 1 de Surah Al-Mulk)
“Alabado sea Aquel en cuyas manos está el malakut de todas las cosas, a Él regresaréis”. (verso 83 de Surah Yasin)
Entonces se puede deducir de estos y otros versos que este mundo es el mundo mulk donde se manifiesta la apariencia de las cosas, mientras que el próximo mundo es donde se revela su malakut, es decir, la realidad inherente a ellas.
Por supuesto estas verdades ya existen, no nacerán después del día del juicio y del fin de este mundo, pero en este momento no están al alcance de nuestros sentidos. No podemos notarlos debido a los velos que oscurecen nuestra visión.
Velos creados por el apego a las cosas materiales y la negligencia hacia nuestra alma. La manera de liberarse de estos velos y tener una visión clara hacia la realidad del ser es la contemplación mediante el uso del intelecto, siguiendo el camino indicado por el mismo Dios en el Corán y en las palabras de sus mensajeros como los Profetas y en los de los imanes infalibles:
“Seguramente no habéis hecho caso de ello, pero ahora os hemos quitado el velo, para que hoy vuestra vista esté aguda”. (versículo 22 de la Sura Qaaf)