Se sabe que el presidente Mauricio Macri suele utilizar el fútbol como modo de generar un vínculo de cercanía con los mandatarios extranjeros durante las giras o reuniones bilaterales. Lo hizo, con éxito, ante el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, el colombiano Juan Manuel Santos y el italiano Matteo Renzi, más cercanos en la geografía o futboleros confesos. Pero hay interlocutores que, decididamente, no entienden ni quieren entender el humor presidencial. Ocurrió en China, durante la reunión bilateral que, en el contexto del G-20, Macri mantuvo con el presidente Vladimir Putin. Al encontrarse, el Presidente pretendió aflojar al siempre severo mandatario ruso y ex integrante de la KGB diciéndole, en broma, que la Argentina dará el batacazo con Lionel Messi y compañía y ganará el Mundial de fútbol que Rusia organizará en 2018. "Lo miró serio y le preguntó, a través del traductor, si lo estaba cargando", contó por lo bajo un funcionario que escuchó la anécdota de boca del propio Macri, todavía sorprendido por la gélida reacción del mandatario de la potencia europea, que de todos modos no empañó los términos del intercambio entre ambos. Desde que la CGT se unificó, las diferencias entre los tres sectores quedan al descubierto a cada rato. En las últimas dos semanas hubo dos cruces que generaron tensión y hasta se temió que pasaran a mayores. El primer episodio lo protagonizaron Pablo Moyano y Francisco "Barba" Gutiérrez. La disputa entre ambos es de larga data: se enfrentaron cuando Gutiérrez, como intendente de Quilmes, quiso prescindir del servicio de recolección de basura que brindaban los camioneros por un servicio estatal más económico. La otra pelea, que trascendió públicamente con solicitadas en los diarios, involucra al kirchnerista Víctor Santa María (Suterh) y a Jorge Sola, del Sindicato del Seguro. Sola acusó a Santa María por el despido de 200 trabajadores de Interacción ART e Interacción Seguros, empresas que pertenecen al sindicato de porteros de edificios. En las reuniones de consejo directivo ni se hablan y, a veces, hasta se fulminan con la mirada. La sorpresiva sanción de la ley de acceso a la información pública abrió lugar a especulaciones sobre las razones por las que la Cámara de Diputados decidió rechazar los cambios introducidos por el Senado al proyecto. Lo que más llamó la atención fue que el bloque kirchnerista que preside Héctor Recalde apoyara esa decisión, cuando fueron los senadores de extracción kirchnerista los que impulsaron e impusieron los cambios en la Cámara alta. "A ver qué dicen ahora los alumnos de Cristina, que nos acusaban de traidores a nosotros", expresó un senador del FPV, molesto con la actitud de sus compañeros. La teoría más escuchada para explicar el fenómeno es que los diputados le mandaron al Senado un mensaje para que sepa qué Cámara es la que manda en el Congreso. Se lo vio caminando con rostro serio y paso acelerado por el segundo piso del Centro Cultural Kirchner (CCK), lejos de los periodistas y de su amigo de siempre. El empresario Nicolás Caputo, de él se trata, se dio una vuelta el martes por el Foro de Negocios e Inversiones que el Gobierno organizó la semana pasada y que reunió a más de mil empresarios. Dirigentes de Pro cercanos al Presidente, como el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, estuvieron con él recorriendo las instalaciones del antiguo Correo, mientras que otros prometieron llamarlo "en la semana" y lo saludaron de modo casi reverencial. De todos modos, llamó la atención que la presencia de Caputo se dio en horarios en los que el Presidente, que lo considera su "hermano de la vida", estaba en otro lado. ¿Hay distanciamiento? Algunos en Pro creen que sí, aunque cerca del Presidente lo desmienten. Fuente: http://bit.ly/2ck1HHu