Refugiado y musulmán, su historia entre los “maratonistas del Papa”

Refugiado y musulmán, su historia entre los “maratonistas del Papa”

Es refugiado y musulmán. Porta con orgullo en su frente el signo característico de los ritos de la religión de sus padres, que practica también en Italia. Pero nada de ello le impidió ser acogido entre los “maratonistas del Papa” del equipo de atlética oficial del Vaticano. 

Annur TV
Monday 09 de Apr.

Se llama Amsu Size y tiene casi 19 años. Llegó a Italia el 19 de marzo de 2017, luego de viajar durante tres meses desde su país de nacimiento, Senegal, hasta Libia, donde se embarcó para atravesar el Mediterráneo con la esperanza de un futuro mejor.

Tras dos días hacinado en un bote, logró llegar hasta Lampedusa, la última frontera sur italiana. En esa isla, Francisco cumplió su primer viaje como Papa en 2013 y en ese mismo mar arrojó una corona de flores en recuerdo de todos aquellos migrantes que no tuvieron la misma suerte de Size.

ras dos días hacinado en un bote, logró llegar hasta Lampedusa, la última frontera sur italiana. En esa isla, Francisco cumplió su primer viaje como Papa en 2013 y en ese mismo mar arrojó una corona de flores en recuerdo de todos aquellos migrantes que no tuvieron la misma suerte de Size.

Desde hace poco más de un año, el joven es huésped en un centro de acogida ubicado en la localidad de Castelnuovo di Porto, al norte de Roma. Allí espera el reconocimiento oficial de su estatus como refugiado y, sobre todo, sus documentos.

“Llegué aquí y recuperé mi vida, estoy muy contento pero antes de llegar a Italia fue muy difícil, en mi país las cosas eran muy complicadas y viví una situación que no podré olvidar jamás”, confiesa, en entrevista con Notimex.

Nacido en Matam, de pequeño su familia debió mudarse a Simali por causa de la guerra. Allí creció y estudió. Se le iluminan los ojos al recordar a su familia, que todavía permanece en Senegal, y su actividad favorita de niño: el futbol.

“Cuando creces en tu país, quieres realizar tus sueños ahí, pero tuve que dejar mi país porque la situación es delicada”, afirmó, hablando en un italiano fluido.

Reconoce que su fijación es el balompié, pero confesó que cuando el director de la cooperativa “Auxilium” (que administra el centro de acogida donde él reside) le propuso sumarse al equipo vaticano de atlética, no se pudo resistir.

“Me di cuenta que era una oportunidad que no podía rechazar porque el Vaticano me hace pensar en el Papa Francisco, es uno realmente bueno, con gran gentileza, por lo tanto no podía rechazar su oferta”, precisó.

Apenas unas semanas atrás, él y otro refugiado se convirtieron en los primeros dos miembros externos de “Athletica Vaticana”, una escuadra oficial reservada exclusivamente para empleados y ciudadanos de la Santa Sede.

Como explicó el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano, la aceptación de estos migrantes en el grupo sigue el pedido constante del Papa Francisco por integrar y acoger a las personas en dificultad.

Fue el propio purpurado quien le entregó a ellos sus nuevas casacas de maratonistas, que llevan los colores de la Santa Sede y el escudo pontificio. Esas camisetas serán estrenadas este domingo 8 de abril durante el maratón de Roma, donde el equipo papal tendrá una destacada participación.

Entre otras cosas, el grupo organizó para la vigilia (por la tarde del 7 de abril) la misa del maratonista, una celebración en la iglesia de la Santísima Trinidad ubicada en el centro de Roma y muy cerca del recorrido de los competidores.


“Yo soy musulmán, pero lo importante es que tenemos que practicar siempre la fraternidad pero sobre todo el diálogo interreligioso e intercultural, tenemos que tratar de entendernos entre nosotros. No es una cuestión de religión sino de deporte”, precisó Amsu Size.

“Mis padres son musulmanes, esa es mi religión y debo practicarla como lo hacen mis padres. Donde juego al futbol soy el único musulmán y los demás son católicos, pero esto es independiente de las religiones”, siguió.

En esos términos, la aceptación de los refugiados en “Athletica Vaticana” va más allá de un acto caritativo o político, tiene más bien un sentido espiritual y social. Aunque el muchacho senegalés siga con su deseo ferviente no de ser maratonista, sino jugador de futbol.

“Soy musulmán, el Papa Francisco podría haber invitado sólo a los muchachos católicos pero hizo todo lo contrario, promovió una interdependencia entre las religiones mediante esta importante actividad”, explicó.

“Pero mi sueño es convertirme en un jugador de futbol muy famoso como Leonel Messi, como Neymar o Cristiano Ronaldo”, apuntó.

 

20minutos.mx

 


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