"Por la reivindicación de los derechos del pueblo boliviano, Áñez debe renunciar"

"Por la reivindicación de los derechos del pueblo boliviano, Áñez debe renunciar"

La guerra híbrida en Bolivia es parte de una geopolítica mundial mucho más amplia, donde toda la estabilidad del continente corre peligro

Por: Sdenka Saavedra Alfaro (*)

Sdenka Saavedra Alfaro
Tuesday 11 de Aug.

Recientemente se llevó a cabo el aniversario de los 195 años de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia, ocasión que utilizó el gobierno de facto de Añez  entre otras cosas para hacer campaña política electoral, dejando de lado la crisis en la que se encuentra el país; pues su discurso estuvo marcado por mensajes proselitistas y por una fuerte confrontación con el parlamento, aparte de ataques directos a los otros 7 candidatos presidenciales habilitados para las elecciones, mismas que estuvieron por 3 veces postergadas, recordemos que estás debían llevarse a cabo el pasado 3 de mayo de esta gestión; y utilizando el pretexto de la pandemia del coronavirus fueron suspendidas para el 6 de septiembre, y luego de manera inconsulta  el Tribunal Supremo Electoral (TSE) cambió de fecha para el 18 de octubre de esta gestión, situación que llevó en estos momentos al levantamiento de los pueblos originarios encarnados en la voz de Tupak Katari “Volveremos y Seremos Millones”, exigiendo el retorno a la democracia en Bolivia, que unidos a los Comités Cívicos, Mineros , y el pueblo unido exige la renuncia contundente del régimen del gobierno de Añez; pues Bolivia no se vende a las injerencias imperialistas y sionistas, este clamor es la voz de todo un pueblo que por más de 500 años ha estado sucumbido en un genocidio europeo, y que hace 14 años el primer Presidente Indígena, Evo Morales Ayma supo devolver su dignidad a través del proceso de cambio; pues la lucha por la defensa de nuestra identidad, de nuestros recursos, de nuestra cosmovisión, la de los pueblos originarios es un deber de todo boliviano que clama justicia ante la ineficacia de un gobierno ilegítimo, el que no ha sido elegido en las urnas, y el que quiere prorrogarse.

Al mismo tiempo, el mismo día de su discurso, el 6 de agosto de esta gestión, la presidenta de facto de Bolivia, retiró la bandera indígena “Wiphala” de la banda que simboliza el mando gubernamental, la insignia, la bandera que representa a los pueblo originarios, el emblema de los aymaras, quechuas y otras naciones indígenas de los pueblos de Abya Yala, siendo la representación de la filosofía andina,  la que simboliza la doctrina  del Pachakama (principio, orden Universal), y la Pachamama (madre, naturaleza) que constituye el espacio, el tiempo, la energía y nuestro planeta, y que actualmente, es símbolo de la resurrección de la cultura que fluyó de los primordiales Cuatro Estados del Tawantinsuyo.

Y hay que admitirlo, este emblema magnánimo es propio de la riqueza cultural existente de toda América del Sur, que es propia de los pueblos originarios ancestrales que existieron hace miles de años atrás, con esto se quiere decir que Abya Yala, tiene su propia cultura, su propia lengua, su propio origen y su propia identidad, misma que ha sido devuelta en el año 2006, cuando el indígena Evo Morales Ayma, fue elegido Presidente de Bolivia, enarbolando esta lucha precisamente la de los pueblos originarios de Abya Yala, el que fue acorralado, y obligado a renunciar al cargo, el 10 de noviembre de 2019,  por las fuerzas de coerción estatal de la derecha conformado por el comité cívico de Santa Cruz, tras haber propinado el “golpe de estado cívico, policial y militar que estaba orquestado y apoyado por Estados Unidos”, mismo que dejó más de 35 muertos en las regiones de Sencata y Sacaba, y los mismos que tras su renuncia y su partida hacia la Argentina, país que lo cobija, están nuevamente amedrentando y perpetrando otro golpe de estado denunciado por el propio Evo Morales; pues grupos paramilitares salieron a reprimir a los manifestantes que mantienen los bloqueos exigiendo elecciones el próximo 6 de septiembre, y a eso se suma el régimen que dispuso  la salida a la calle del Ejército, a eso también añadir el convoy de camiones con militares y policías para transportar oxígeno medicinal desde la ciudad de Santa Cruz a Cochabamba, Oruro y La Paz que oculta intenciones para generar violencia y muerte, pues está escoltado de aviones y helicópteros; qué masacre nuevamente tiene  que perpetrarse para que puedan escuchar las voces de los pueblos originarios, las voces de los más humildes, el sector que está afectado severamente por todo tipo de calamidades, entre ellas la salud, el hambre, ya que debemos reconocerlo el acto de sólo eliminar la whipala de la banda presidencial, muestra el odio contundente hacia los indígenas, hacia los originarios, todo un acto de discriminación a los pueblos originarios, el cual ha existido siempre, y el que aún más se ha incrementado por el régimen de facto de Añez, quienes nuevamente a través de los ministros de Gobierno, Arturo Murillo y de Defensa, Fernando López equiparon con armas de fuego a la “Unión Juvenil Cruceñista”, a la “Resistencia Juvenil Cochala”, y a otras pandillas racistas para atacar a los trabajadores y campesinos que tienen más de 100 puntos de bloqueo en el país, exigiendo sus derechos, tras la ineficacia de un gobierno de facto que se prorroga cumpliendo nuevamente el guión del plan de Estados Unidos en mantener en el poder a Añez, un títere a través de quien gobiernan el país como lo señalamos, posponiendo la fecha electoral indefinidamente, en coordinación con el T.S.E.

La guerra híbrida en Bolivia es parte de una geopolítica mundial mucho más amplia, donde toda la estabilidad del continente corre peligro; de ahí es que urge la necesidad del pedido rotundo de la renuncia del régimen transitorio de Añez, porque es ilegítimo, el Estado Plurinacional de Bolivia, amerita un gobierno que sea elegido en las urnas, por nuestras naciones y pueblos originarios, por su lucha en defensa de sus derechos y sus reivindicaciones.

(*) Sdenka Saavedra Alfaro (Escritora, investigadora y periodista boliviana radicada en Medio Oriente)


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