EL MIEDO A LA EXTINCIÓN

Para un animal en peligro de extinción, un incendio o un huracán pueden significar el fin

Para un animal en peligro de extinción, un incendio o un huracán pueden significar el fin

Eran casi las 2:45 de la tarde del 7 de junio cuando los rayos cayeron sobre las montañas Pinaleño en el sureste de Arizona iniciando un incendio que se extendió a más de 19.000 hectáreas y redujo un antiguo bosque a varas y tocones carbonizados. Además desapareció la mayor parte de un grupo de una rara especie de ardillas —217 de las 252 que existían—.

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Wednesday 08 de Nov.

Algunas portaban transmisores de radio que se hicieron cenizas; los expertos en conservación dedujeron cuál fue su destino. Esperan que otras hayan logrado escapar.

Esas 35 sobrevivientes —remanentes biológicos de la última era del hielo— preocupan profundamente a Jeff Humphrey, el vocero del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.

“La mayoría de ellas perdieron las piñas de abeto que habían guardado para alimentarse en el invierno”, dijo Humphrey. “¿Cómo lograremos que sobrevivan a este invierno?”.

La ardilla roja del monte Graham está entre las más de 12 especies raras o en peligro de extinción que murieron o sufrieron la pérdida de su hábitat durante los recientes huracanes e incendios forestales por todo Estados Unidos.

 

La ardilla roja no fue la única criatura afectada durante los incendios en Arizona, intensificados por las olas de calor del sur del estado. Después del incendio, los biólogos y funcionarios del servicio de vida silvestre rescataron truchas de Gila y truchas apache de los arroyos del bosque antes de que el agua se estancara por las cenizas, lo que sucede cuando la cubierta del suelo del bosque no está para filtrar los vertidos.

El búho moteado mexicano, que vive en áreas madereras y cañones a lo largo de Nuevo México y el sur de Utah, también se consideraba vulnerable. “Su principal amenaza son los incendios forestales, pero es mucho más abundante”, dijo Humphrey.

 

Incendios en California

En el sur de California, las ranas pata amarilla, de las que había cerca de 400 que vivían en arroyos remotos y casi secos en las montañas San Gabriel, San Bernardino y San Jacinto, podrían enfrentar un duro invierno después de que los incendios destruyeron su hábitat.

Bruce Stein, un científico experto en conservación de la Federación Nacional de Vida Silvestre, dijo que también estaba preocupado por las ranas pata roja de California en la región de producción de vino, así como por el salmón y la trucha cabeza de acero que viven en el río Ruso y están en peligro de extinción (al igual que en Arizona, los sedimentos que fluyan hacia el agua podrían dañar a los peces).

Una de las especies más raras de Norteamérica, la amargosa vole, también perdió parte de su hábitat restante en un incendio ocurrido en septiembre en la cuenca Amargosa cerca de Tecopa, California. Casi 50 de los pocos cientos restantes de este mamífero perecieron, dijo Janet Foley, profesora del programa de protección de Medicina Veterinaria de la Universidad de California en Davis. “Acabó con toda la vegetación”, dijo, “y ellos la necesitan para vivir ahí”.

 

Huracán Harvey

Solo cinco de los 29 poco comunes gallos de las praderas a los que se rastreaba en el Refugio Nacional de Vida Silvestre para el Gallo de las Praderas de Attwater, cerca de Houston, sobrevivieron al huracán Harvey. El ave —conocida por su extraña danza de apareamiento— ya estaba en peligro crítico de extinción. Durante el último siglo, su hábitat en los pastizales de Texas y Luisiana se barbechó para hacer espacio a tierras de cultivo y ciudades.

“Tuvo un impacto devastador”, dijo Mike Morrow, el biólogo principal del refugio. “La buena noticia es que tenemos un programa establecido de crianza en cautiverio”, dijo. “Si no hubiera sido por esa parvada cautiva, esto habría derivado en casi una extinción”.

Las grullas blancas “se salvaron por un pelito”, dijo Stein, cuando Harvey tocó tierra en su área invernal en el condado Aransas. En ese momento, el ave estaba reproduciéndose en Canadá, pero si hubiera estado en Texas, la especie podría haber desaparecido, dijo Stein.

“La preocupación es el efecto que el huracán pudo haber tenido en el hábitat”, añadió. Los ocelotes (un pequeño felino que vive en Texas) y las tortugas loras, que los expertos en conservación temían se hubieran afectado, también se las arreglaron para sobrevivir a la tormenta.

 

 

Huracán Irma

Irmá azotó fuertemente a varias especies, incluyendo a la reinita de Barbuda y el gavilán caracolero de Everglade. En los cayos de Florida —a los que Stein se refirió como un “centro importante de actividad biológica”— la tormenta significó malas noticias para las mariposas, como la mariposa azul de Miami, la papilio de Schaus y la Theclinae de Bartram; así como las tortugas marinas mordedora y verde, además del ciervo de los cayos.

Este último es “un animal realmente carismático”, dijo Brian Hires, vocero del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos. Quedan menos de 1000 ciervos de los cayos vivos. Todos excepto 33 sobrevivieron a la tormenta pero muchos enfrentan retos por el acceso restringido a agua potable fresca. La mariposa azul de Miami (quedan menos de 100) solo “anda por ahí en un par de cayos”, dijo Stein.

El huracán Irma también cortó la electricidad de un aviario de gorriones saltamontes de Florida donde las especies, casi al borde de la extinción, se reprodujeron con éxito en cautiverio por primera vez el año pasado. A horas de que se apagara su generador de respaldo, un camión del servicio entregó 380 litros de combustible a las instalaciones. Los polluelos de gorrión saltamontes sobrevivieron. El destino del oriol de las Bahamas, que solo se encontraba en Andros Norte, Andros Sur y cayo Mangrove, aún se desconoce.

 

 

Huracán María

En 1989, el huracán Hugo mató a casi la mitad de la población silvestre de los loros nativos de Puerto Rico, la única ave restante de este tipo en Estados Unidos.

El animal —de ojos con un anillo blanco y una raya roja sobre su pico— se había recuperado este año hasta alcanzar la cifra de cerca de 500 individuos en libertad y en cautiverio. Aunque la mayoría en el aviario Iguaca del bosque tropical de Puerto Rico sobrevivió, se desconoce el destino de las aves silvestres en los bosques de Río Abajo y El Yunque.

 

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