El asesinato del expresidente Alí Abdulá Salé convirtió al país árabe en foco de atención mundial.
El asesinato del expresidente Alí Abdulá Salé convirtió al país árabe en foco de atención mundial. Sin embargo, nada indica que esta vez la comunidad internacional reaccione y ponga fin a un conflicto que amenaza con desatar la hambruna más grande en la historia.
Alí Abdulá Salé gobernó durante 33 años el país hasta que las protestas lo llevaron a dejar el cargo en febrero de 2012. Le sucedió el vicepresidente Abdo Rabu apoyado por Arabia Saudí.
Desde entonces la guerra azota al pequeño país: en 2014 los hutíes echaron del poder a Hadi, lo que desató la violenta intervención de Arabia Saudí en coalición con otros Estados árabes.
"Este genocidio perpetrado por Arabia Saudí (y recordemos que cuando decimos Arabia Saudí, decimos EEUU en la región) viene desde marzo de 2015. Ha dejado más de 10 mil muertos, siete u ocho millones de dependientes de la asistencia humanitaria internacional, tres millones de desplazados, cólera, tifus y demás: una nueva Siria, una nueva Somalia está en el horizonte", advierte el analista internacional argentino Guadi Calvo.
"Yemen en realidad fue un daño colateral de la 'primavera árabe'", tras el derrocamiento de Muamar Gaddafi en Libia y los intentos de eliminar a Bashar Asad en Siria, agregó. El fracaso en los planes para derribar a Asad habría estimulado a Riyad a intervenir, ya que "Arabia Saudí fue uno de los grandes sostenedores financieros de esa guerra y como tal es uno de los grandes derrotados", apuntó Calvo.
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/radio_telescopio/201712071074546262-yemen-crisis/Sputnik