La hipocresía occidental ante los crímenes

La hipocresía occidental ante los crímenes

Pablo Jofré Leal
Monday 07 de May.

La impostura, el engaño de occidente tiene su expresión más palpable en Oriente Medio.
Allí, en medio de guerras, invasiones, agresiones militares, económicas, bloqueos,
operaciones de falsa bandera, entre otras acciones se genera la mayor farsa en política
exterior que conozca el mundo. Sobre todo cuando se trata de Siria y Palestina.
Efectivamente, en un marco de inestabilidad con millones de migrantes – sean estos legales
o ilegales – y refugiados que gozan de un estatuto especial - enmarcado en la Convención
Sobre el Estatuto de los refugiados - la situación en Oriente Medio también suma a aquellos
seres humanos que entran en la definición de desplazados internos y donde es fundamental
no confundir migrantes con refugiados, pues esto puede acarrear serias consecuencias para
las personas que entran en la categoría de refugiados.
Para la ACNUR “Mezclar los dos términos desvía la atención de las salvaguardas legales
específicas que los refugiados requieren. Puede perjudicar el apoyo público hacia los
refugiados y la institución del asilo en un momento en que más refugiados que nunca
necesitan dicha protección”. La hipocresía también pasa por no dar a los términos su justa
definición (1)
A esos millones de refugiados y desplazados internos producto de las guerras, hay que sumar
muertos, heridos y destrucción de la infraestructura industrial, económica, sanitaria,
educacional, vial de los países agredidos. En l caso de Siria la agresión contra este país
levantino ha implicado en siete años de ataques la muerte de 500 mil personas, diez millones
de desplazados, cinco millones de refugiados. Es en ese escenario, donde la violación del
derecho internacional, la mudez, sordera y ceguera de los organismos que la humanidad se
ha dotado, para llevar adelante procesos de un supuesto entendimiento en sus relaciones,
expresa con mayor certeza la hipocresía de Washington y sus aliados contra aquellos países
que han visto desangrar sus sociedades a manos de esas “democracias occidentales” y sus
aliados y organizaciones terroristas funcionales.
En esta realidad, es fundamental que países como la República Islámica de Irán siga siendo
un referente solidario en su firme decisión de apoyar a los pueblos de Siria e Irak, sin ceder
en aspectos esenciales de la nación persa como son los de soberanía y dignidad, que a estas
alturas de la historia, van más allá de las fronteras internas, sino también en apoyo a
pueblos hermanos que de otra forma se verían sometidos a la política de dominio y
hegemonía que practica occidental y sus aliados, la ocupación, el expolio y el sometimiento.
Soberanía y dignidad que se expresa en toda su dimensión en la firma del Plan Integral de
Acción Conjunta con el G5+1 y que muestra a un irán ent oda su dimensión enfrentando a
estados Unidos, que pretende definir lo que puede o no puede hacer Irán.
Esta decisión de Irán se ha sostenido a pesar de la enorme campaña política, militar,
diplomática, económica y comunicacional que ha pretendió aplastar pretendía aplastar a la
nación persa desde el triunfo de su revolución el año 1979 y que se extiende hasta el día de
hoy bajo la excusa de echar abajo el denominado plan integral de Acción Conjunta firmado
con el G5+1 y que encuentra en Washington su más férreo crítico. Teherán y su liderazgo,
religioso, político y militar ha mostrado, que la mejor manera de alcanzar objetivos de
defensa ante agresiones y acciones de movimientos terroristas que desestabilizan Oriente
Medio, es a través de la acción firme y sin marcha atrás.


Irán, en esta lucha del renacer del despertar Islámico, no ha negado el papel fundamental
que ha tomado en materia de defensa de los gobiernos de Irak, de Siria y también de los
movimientos de resistencia en Yemen y Bahréin contra la agresión saudí y eso ha significado
elevar el prestigio persa en el concierto internacional. Todas ellas tareas, que siguen
teniendo como Eje lo que el fallecido Iman Jomeini definió desde el mismo año 1979:
Palestina como Eje de las preocupaciones Internacionales y por el derecho a su
autodeterminación, que lo ha llevado a enfrentarse contra la entidad sionista
El Gobierno de Teherán ha declarado, que algunas potencias pretenden incitar las
divergencias en la región, con el objeto de sacar provecho y contribuir al logro de sus
intereses económicos y en ese plano de crisis es imprescindible la colaboración de todos para
establecer la paz y la seguridad permanente. En esa idea, Irán y Rusia se han comprometido
en la lucha contra el terrorismo salafista, que amparado por la Casa al Saud y su doctrina
política religiosa – Wahabismo - ha desatado el terror en Oriente Medio. Ese compromiso,
concretado en la Coordinación Militar entre Moscú-Teherán- Damasco y Bagdad, ha cambiado
la correlación de fuerzas en Oriente Medio y tendrá claras repercusiones políticas y
militares, no sólo en esa región del mundo, sino también en el Magreb y Asia Central, que
han sufrido por largos años las embestidas militares de un occidente, que ambiciona las
riquezas gasíferas y petrolíferas de los países que conforman dichas regiones.
La presencia de Rusia e Irán en el apoyo a los gobiernos de Siria e Irak tiene un marco de
importancia en múltiples aspectos; económico, político, militar, geoestratégico. Cuestión,
que no sólo es parte de los mapas de análisis de Estados Unidos y Europa, sino también y con
toda lógica de Moscú y Teherán. Por ello, no sorprende la firme decisión de estos gobiernos,
de no permitir que las acciones de Daesh, Ahrar al Sham, Fath al Sham, Hayat Tahrir Al-
Sham y otros grupos de raíz takfirí sigan destruyendo países vecinos o dentro de su área de
influencia, pues también implican la posibilidad de tenerlos en sus fronteras en poco tiempo,
en acciones desestabilizadoras catalizadas precisamente por Washington y sus aliados.
Mirar Para el Lado Mientras el Sionismo Asesina
La hipocresía a la que hago referencia se ha vivido con mayor ímpetu en las últimas semanas
en la Franja de Gaza y las manifestaciones del pueblo palestino por su derecho al retorno a
la tierra de la cual fueron expulsados cuando se creó la entidad sionista en mayo del año
1948. Esas muestra de recuerdo y reivindicaciones a derechos usurpados, iniciadas el Día de
la Tierra Palestina – el pasado 30 de marzo – se extenderán hasta el 14 de mayo en una
muestra de valor y decisión, donde la dignidad representa el eje central de los esfuerzos de
la sociedad palestina, respecto a que sus derechos no sigan siendo violados y su presente
invisibilizado.
Hasta ahora, las fuerzas de ocupación israelí han asesinado a 45 personas – gran parte de
ellos jóvenes y niños en la Franja de Gaza – pero también en ciudades como Al Quds,
Ramallah, entre otras y causado heridas a siete mil palestinos. Estos asesinatos, que han
causado la repulsa mundial no inmutan a las autoridades sionistas, que incluso han
aumentado las órdenes de seguir usando munición real para tratar de sofocar estas
manifestaciones pacíficas, dentro de territorio palestino, sin que en modo alguno
representen una amenaza militar al ocupante, que ha decidido que el pueblo palestino es
sujeto de tiro al blanco en forma criminal, alevosa.


Es así que un Ex General de Brigada israelí, Zvika Fogel, en declaraciones efectuadas a la
Corporación de Radiodifusión israelí – cadena Kan – sostuvo que los francotiradores y
soldados del régimen de Tel Aviv deben y están autorizados para abrir fuego real contra
cualquier persona que consideren como una amenaza, incluso si se trata de menores de edad
o niños, porque en ese caso "merecen ser castigados con la muerte". Esa es la cara del
sionismo. Una prueba que podría ser presentada claramente ante un Tribunal Penal
internacional como agravantes de crímenes de lesa humanidad, si los organismos
internacionales no fueran parte también de esta gran hipocresía cuando se trata de ocultar
los crímenes del régimen israelí. A pesar de los llamados de las autoridades palestinas para
que la ONU abra una “investigación transparente e independiente’ sobre la violencia israelí
contra la población palestina en la Franja de Gaza, el organismo internacional, sometido a
las presiones de Washington, el lobby sionista y sus aliados europeos – principalmente
Francia y Gran Bretaña ha guardado rigurosos y vergonzoso silencio.
Se han enviado cartas al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al Secretario General
de este organismo, Antonio Guterres, a la Asamblea General de la ONU con el objetivo de
solicitar esta investigación y que se lleve a cabo. Incluso consultas con la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, radicada en Ginebra, Suiza, que permitiría llevar
a Israel ante la Corte Penal internacional. Sin embargo nada sucede, no existe condena
contra Israel, no existe bloqueo, sanción, embargo, prohibición para que sus líderes políticos
y militares salgan del país. No existen sesiones especiales del Consejo de Seguridad para
pedir que se aplique la Carta de las Naciones Unidas en su Capítulo VII. El mundo prefiere
seguir mirando para el lado, en forma cobarde y miserable.
Siria, Irak, Yemen, Bahréin, palestina son campo de prueba de todas las conductas abyectas
y crimínale de una triada criminal como es la conformada por el imperialismo
estadounidense, el sionismo y el wahabismo expresados por el régimen israelí Y LA CASA AL
SAUD. Son ellos los principales responsables de las políticas que han llevado a Oriente Medio
a un estado de destrucción, de saqueo de riquezas naturales, opresión, intentos de dominio,
que sólo han sido detenidos gracias al valor de sus pueblos, empeñados en defender no sólo
su territorio, sino que levantarse como referentes en la lucha contra esta triada del mal.
En esa labor, la República Islámica de Irán el Eje de la Resistencia y todos aquellos que
creen en la autodeterminación de los pueblos han entregado cuotas de sudor y sangre que
los dignifica y ennoblece ante el mundo. Ellos no han mirado al lado cuando se trata de
ayudar a hermanos en peligro y combatir esa hipocresía que se ha impuesto en las relaciones
internacionales donde el poder, los intentos hegemónicos de occidente, los delirios
mitológicos de la entidad sionista, los alardes de poder del wahabismo, pretenden
convertirse en amos y señores de una región y sus pueblos, que no está dispuesta a transar a
la hora de defender su independencia y los derechos de su población. No hay lugar para la
falsedad, la impostura cuando se trata de luchar.
Hoy, más que nunca es necesario recordar – en este volver a pasar por el corazón que es el
significado de este término – tener presente aquella segunda carta del Líder Iraní Sayyed Ali
Jamenei emitida en noviembre del año 2015 y dirigida a los jóvenes occidentales. Una
segunda carta, que complementa la misiva dada a conocer a inicios del 2015 y que cuestiona
las políticas de doble rasero del Occidente ante los retos más importantes del mundo, en
especial, el terrorismo, revelando también el rol desestabilizador de EE.UU. En ella, Jamenei
expresa que los ataques militares contra el mundo islámico, que han dejado un sinnúmero de
víctimas, es otro ejemplo de la lógica contradictoria y la doble moral de Occidente,
concretada en las agresiones, principalmente contra países de Oriente Medio. En palestina y
en Siria los muertos a manos del sionismo no sólo suma a musulmanes sino también a
cristianos que ante todo defienden con su sangre la tierra a la cual pertenecen.


Me refiero en específico a esta hipocresía a la cual hago referencia en este artículo. El
sufrimiento que ha experimentado el mundo islámico durante estos años, por el doble rasero
de los atacantes, no son menos que los daños materiales, afirma Jamenei, quien convoca a
los jóvenes – en virtud de su reserva moral y su capacidad de cambiar el mundo – para
construir un futuro mejor y más seguro con relación a las tragedias y actos terroristas que
hemos vivido (2). Esto, pues cambiar la manera que occidente se comporta con el mundo
permite pensar en sociedades distintas para el conjunto de los seres humanos. Por ello, estos
jóvenes tienen una enorme responsabilidad. No cambiar para beneficiar a unos pocos, sino
en provecho del conjunto del planeta.
“Los mil quinientos millones de musulmanes del mundo sienten lo mismo y odian a los
autores de tales tragedias. Pero la cuestión es que si los actuales sufrimientos no nos ayudan
para construir un futuro mejor y más seguro, entonces se convertirán solamente en
recuerdos amargos e infructuosos. Tengo fe de que solamente ustedes, los jóvenes, al tomar
lecciones de las adversidades de hoy, serán capaces de encontrar nuevas medidas para
definir el futuro, y obstaculizar los desvíos que han creado la situación actual en el
Occidente”.


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