Foreign Policy: El conflicto sirio desatado en 2011, por lo que se avecinaba la pronta caída de Bashar Al-Asad, casi ha terminado, mientras EE.UU. sale perdedor y Damasco ganador.
El conflicto sirio desatado en 2011, por lo que se avecinaba la pronta caída de Bashar Al-Asad, casi ha terminado, mientras EE.UU. sale perdedor y Damasco ganador.
En un informe publicado el lunes, la revista digital estadounidense Foreign Policy recordó que a principios de este mes, las fuerzas del Ejército sirio enarbolaron, después de siete años, la bandera nacional en la ciudad de Daraa, un importante bastión terrorista en el sur del país.
La recuperación de esta urbe, considerada la “cuna de la revolución”, asestó el último golpe psicológico para una oposición armada abandonada por sus patrocinadores y en retirada.
“Por fin, el levantamiento que comenzó en esa ciudad el 6 de marzo de 2011, ha sido sofocado, y la guerra civil que ha envuelto al país y desestabilizado partes de Oriente Medio y Europa terminará más temprano que tarde”, subrayó el artículo, elaborado por Steven A. Cook.
Según acentuó la publicación, el presidente sirio, Bashar al-Asad, el hombre que se suponía que debía ser derrocado “en cuestión de tiempo”, ha prevalecido y derrotado a sus adversarios y a las bandas terroristas con el apoyo de Irán, Rusia y el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).
Con el paso del tiempo, las milicias, los terroristas y los poderes regionales hostiles a Damasco, así como la intervención militar de Rusia, “dificultaron la identificación de los intereses estadounidenses en el conflicto”, argumentó.
“La disminución del poder y la influencia de EE.UU. que Siria ha puesto en evidencia es un acontecimiento que la comunidad política poco ha pensado en ello, dado que no se suponía que sucediera”, puntualizó.
Por otro lado, el medio norteamericano detalló que la situación en Siria ha revelado la “profunda ambivalencia” de Washington hacia Oriente Medio y la importancia cada vez menor de lo que los funcionarios consideraban los intereses de EE.UU. en esta región: “el petróleo, Israel y el dominio sobre la región para garantizar los dos anteriores”.
Conforme a Foreign Policy, existe un argumento convincente de que los intereses estadounidenses requieren de un papel activo de Washington en la región, mientras hay otros argumentos de que los objetivos de EE.UU. también se pueden asegurar sin las guerras.
Mientras EE.UU. sigue con esta ambivalencia en Oriente Medio, bajo estas circunstancias, “Siria, Rusia e Irán continuarán ganando”, subrayó.