- ¿Quién era Fabian Tomasi?

– Era un entrerriano de Vasabilbaso, una de las tantas personas que viviendo en zona rural encontró trabajo vinculado a la soja, a los cultivos de la agricultura extensiva. De muy joven indicaba a las avionetas hasta donde tenían que fumigar y ya siendo más grande se dedicaba a cargar los aviones fumigadores. Contaba que comían y tomaban mate entre bidones de glifosato, de endosulfán y que era raro porque las indicaciones de estos herbicidas y también pesticidas sugieren fumigar y manipularlo con trajes como de “astronautas” decía. Pero sin embargo ese mismo producto se podía rociar sobre escuelas.

Fabian se empezó a enfermar, a tener dolores en sus manos, a no sentir. Los médicos no le decían mucho, esto es lo que sucede, en muchos casos hay testimonios que hablan de cómo los agentes sanitarios a las personas rurales que llegan con problemas en la piel o respiratorios les dicen que es porque son sucios y no se bañan. Es porque los están fumigando.

- ¿Cuáles son los síntomas que provocan estos agrotóxicos?

– Los primeros efectos se ven en la piel, en el sistema respiratorio y en las neuropatías. Lo que tenía Fabian era una neuropatía agravada por toxicidad. Había sido diagnosticado en 2012 con seis meses de vida, creo que su amor por la lucha y el compromiso que tuvo lo hizo vivir muchos años más. Se volvió un referente como el mismo se decía “la sombra del modelo”. Él con su testimonio evidenció que nada de lo que están planteando las grandes empresas Monsanto devenida a Bayer, es del todo cierto.

- ¿Cómo empezó esta práctica en el país?

– Hay una persona que ahora anda por los escenarios políticos mostrándose como opositor, muy ligado a Sergio Massa. Me refiero a quién fuera secretario de Agricultura de Carlos Menem y es Felipe Solá. Esto de la soja empezó en Argentina. Fue el primer país de América Latina y casi del mundo después de EE.UU., en abrirle de par en par la puerta a este experimento.

Argentina fue un campo de experimentación. Para poder aprobar este tipo de de tecnologías se requieren investigaciones, protocolos y tiene que haber dictámes que digan qué pasa con la salud. Ese dictamen que debería requerir más tiempo de investigación, pero se hizo en solo 81 días, y a pesar de algunas voces de CONICET que dijeron ojo con esto, no está del todo demostrado que no afecte a la salud. En solo 81 días, con un dictamen jurídico de 136 hojas de las cuales 108 eran un estudio de Monsanto, el señor Felipe Solá le dio luz verde a este genocidio que atraviesa hoy la Argentina con la aprobación de la soja Roundup Resistant (RR).

Roundup es el nombre comercial del glifosato que no es un pesticida sino un herbicida que mata a todas las plantitas salvo a aquellas con las cuales se quiere hacer dinero. Esto comenzó a expandirse a una gran velocidad con el apoyo del Grupo Clarín, con Feriagro que era vocera de Monsanto en materia tecnológica.

- Quedó demostrado en estos años que la fumigación sí causa daños en la salud

– En estos 22 años está mas que demostrado con la lucha que vienen dando los médicos de pueblos fumigados, las escuelas que se han levantado contra las fumigaciones, las cátedras libres de soberanía alimentaria, testimonios como los de Fabian, documentalistas que han cubierto hasta el hartazgo este tema. Queda más que demostrado que sí hace daño a la salud, que tendría que prohibirse y que tendríamos que empezar hoy a parar.

Argentina tiene un nivel de dependencia enorme de la soja, de estas retenciones se derivan porcentajes importantes sobre todo en las provincias de la pampa húmeda y parte de esas retenciones se aplican en obras públicas. Nuestro nivel de dependencia es muy grande.

- Fabián militaba mucho con su cuerpo, mostraba todo lo que el agrotóxico había producido en su cuerpo. Pablo Piovano, periodista fotógrafo de aRGra y también para Página/12 hizo el año pasado una muestra muy extendida sobre cómo este tema afecta a las y los pobladores de esta zona.

– Y el trabajo de nuestro compañero Darío Aranda también que ha sido bastante silenciado en la época kirchnerista porque justamente si hay continuidad en el modelo y si no hay grieta en algún tema es justamente en éste. Muchos sugeríamos que el traspaso de mando se hiciera en las oficinas de Monsanto que ahí seguro iban a estar de acuerdo.

Andrés Carrasco fue un científico del CONICET que también investigó y denunció los efectos del glifosato. Se desempeño como jefe de laboratorio de embriología molecular en CONICET. Cobró mucha notoriedad después de una entrevista que le hicieron en Página/12 sobre los efectos del glifosato en los embriones. Desde que denunció la peligrosidad de los agrotoxicos comenzó a ser atacado y perseguido en particular por quien fue y sigue siendo responsable del área de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, por Roberto Salvarezza actualmente diputado de Unidad Ciudadana y los abogados de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), representante de Monsanto, BASF, Bayer y Syngenta.

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