Un palestino herido es trasladado en una camilla,  después de que las fuerzas israelíes dispararan contra los palestinos durante la Gran Marcha del Retorno el 30 de noviembre de 2018 [Mohammed Asad / Middle East Monitor]

El Día de los Derechos Humanos se celebra el 10 de diciembre para recordar la fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. La ironía de ese año no se pierde en el pueblo de Palestina, para quien el 2018 ha sido otro año difícil.  Las manifestaciones de la Gran Marcha del Retorno fueron recibidas con violencia mortal por el ejército más poderoso de la región. Donald Trump cumplió la promesa de los ex presidentes de los Estados Unidos al dar su visto bueno a la soberanía israelí sobre la Jerusalén ocupada. Estados Unidos también optó por destruir los esfuerzos de la UNRWA para brindar alivio al enclave asediado de Gaza y los campos de refugiados palestinos. A pesar de todo esto, sin embargo, ha habido crecientes signos de esperanza,

El año también ha sido testigo del continuo abuso de los derechos humanos de los palestinos y las políticas discriminatorias en curso contra la gente directamente. Sufren de un castigo colectivo draconiano, y la situación en Gaza se vuelve "imposible de vivir", como lo predijo la ONU hace unos años.

De hecho, siete décadas después de la Nakba de 1948, cuando cientos de miles de palestinos se vieron obligados a huir ante la agresión del naciente estado israelí, la encarnación de sus derechos humanos parece tan remota como siempre. Millones de palestinos todavía están desplazados y el legado de la catástrofe de 1948 ahora no solo se está borrando, sino que también, de manera vergonzosa, se justifica. Las ideas presentadas por un destacado historiador israelí, Benny Morris, están ganando terreno entre los políticos israelíes. Él ha descrito a la Nakba como "romper huevos" porque simplemente "tienes que ensuciarte las manos". Desde 2011, Israel ha prohibido cualquier conmemoración del Día de la Nakba en un intento de borrar la memoria colectiva del sufrimiento palestino.

Este año, han sido los palestinos en Gaza quienes han sido los más afectados por la violencia de la ocupación. Desde el 30 de marzo, la represión a las protestas de la Gran Marcha del Retorno ha incluido una violencia impactante por parte de las fuerzas de ocupación israelíes. Los manifestantes pacíficos tomaron el ejemplo de Martin Luther King Jr y exigieron la implementación del derecho legítimo para que los palestinos regresen a su tierra natal, décadas después de que la Nakba y una resolución de la ONU les otorgaran el mismo derecho de retorno que todos los refugiados tienen, sin armas. Hombres, mujeres y niños marchando hacia la frontera nominal con Israel. Fueron recibidos por fuego real de francotiradores israelíes con órdenes de disparar a matar: hasta la fecha, más de 200 palestinos han muerto durante las protestas semanales, con más de 18,000 heridos. Las víctimas han incluido mujeres y niños, incluso personas con discapacidad,

La ocupación de Israel y el asedio de la Franja de Gaza durante una década han dejado a su población sin oportunidades de empleo, alimentos, agua potable para beber y lavarse, y un suministro continuo de electricidad. Como tal, las protestas estaban destinadas a hacer más que simplemente exigir derechos; llamaron la atención sobre un asedio que tiene efectos devastadores en los seres humanos comunes y corrientes.

Los palestinos se reúnen alrededor de los escombros de un edificio destruido por un ataque aéreo israelí en la ciudad de Gaza el 14 de noviembre de 2018 [Ashraf Amra / Apaimages]

Netanyahu ha tratado de pintar las protestas como impulsadas por la frustración económica; no es del todo erróneo en la realidad. Después de todo, esto ocurre en el contexto de la destrucción por parte de Israel de la infraestructura civil y comercial de Gaza en su ofensiva militar del año 2014, mientras que el propio sitio ha convertido a Gaza en lo que es, en efecto, la prisión al aire libre más grande del mundo.

La situación humanitaria en Gaza está en un punto crítico, ya que se prevé que el territorio no será apto para el hábitat humano para el año 2020. De hecho, con solo el 3% del agua segura para el consumo humano y animal, y el sitio en curso que conduce a la escasez de alimentos, algunos indican que ya ha llegado a esa etapa. La población de Gaza sigue atrapada por el bloqueo casi total, que se considera ilegal en el derecho internacional. La UE y EE. UU., junto con sus aliados hacen muy poco, ni siquiera intentan disuadir al gobierno de coalición de Netanyahu de no mantener el sitio; de hecho, son parte de ello.

Washington ha bloqueado repetidamente los intentos de Kuwait en la ONU de investigar la violencia contra los manifestantes de la Gran Marcha en Gaza. Mientras tanto, en Gran Bretaña, el gobierno ha tratado repetidamente de evitar revisar su política de venta de armas a Israel.

El estado sionista ha aprobado este año su polémica y racista Ley de Estado de la nación, que básicamente legitima la discriminación contra los ciudadanos palestinos de Israel (una quinta parte de la población) y otras minorías. Esta ley se agrega a las 60 leyes discriminatorias existentes en Israel, que desmienten su afirmación de que es una democracia. Las autoridades de ocupación israelíes extienden dicha segregación a los territorios palestinos ocupados, discriminando a los palestinos con respecto al acceso al agua, las carreteras y la tierra en Cisjordania, donde se les aplica la ley militar; los colonos judíos que viven en asentamientos ilegales allí tienen acceso al sistema judicial civil de Israel.

Al parecer, a Israel se le permite actuar con impunidad en lo que respecta a los Estados Unidos y Europa, por lo que la sociedad civil ha tenido que tomar medidas. El movimiento mundial de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) está creciendo. Este año ha habido victorias significativas, incluida la retirada de Airbnb de los asentamientos en Cisjordania (pero no ocupada en Jerusalén Este); La decisión de la Sociedad Religiosa de los Amigos británica de deshacerse de las compañías involucradas en la ocupación de Palestina; La decisión de Irlanda de boicotear los productos producidos en los asentamientos israelíes; el cambio por el Congreso Nacional Africano gobernante de Sudáfrica hacia BDS; y muchas universidades de todo el mundo adoptando BDS como política formal.

También hemos visto actos de solidaridad de miembros del opositor Partido Laborista de Gran Bretaña. Hubo una gran cantidad de banderas palestinas en evidencia en la conferencia del partido de 2018, y está comprometido a prohibir la exportación de armas a Israel en caso de que gane la próxima elección general.

La división entre la sociedad civil y los gobiernos se está ampliando y muchos políticos tienen que restar importancia a sus relaciones con el gobierno israelí. Hay un claro impulso en términos de acción civil para proteger a los palestinos y su lucha por la justicia. Esperemos que para el Día de los Derechos Humanos 2019, se hayan logrado nuevos avances y que el pueblo de Palestina esté mucho más cerca de la libertad y la justicia.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Middle East Monitor.

Fuente: Adam Peggs, Middle East Monitor / Traducción: Palestinalibre.org

Fuente en inglés: On Human Rights Day 2018, the embodiment of Palestinian rights is as remote as ever

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