El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) enfrenta una crisis inminente para los niños afganos y ha pedido ayuda para evitar la catástrofe.
La agencia de Naciones Unidas advierte que al final de 2022, unos 3 200 000 niños sufrirán malnutrición severa.
“El mundo no puede quedarse de brazos cruzados y ver cómo en Afganistán hay 9 millones de personas desesperadas al borde de la hambruna. Ya no tienen nada”, ha aseverado el portavoz de Unicef, Andrea Lacomini.
Además de agua y alimentos, millones de niños afganos carecen de cuidados médicos primarios, vacunas contra la polio y el sarampión, educación, protección y abrigo.
Ante esta coyuntura, Estados Unidos ha congelado aproximadamente 10 000 millones de dólares en activos pertenecientes al Banco Central del país centroasiático y su acceso a la ayuda internacional, lo que llevó a más de media población del país al borde de la hambruna.
La Unión Europea (UE) también hizo lo mismo, deteniendo la asistencia para el desarrollo del país, seguida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Desde agosto, Afganistán está bajo el mando de los talibanes, quienes tomaron el poder tras el fin de la ocupación del país por parte de las fuerzas de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), lideradas por Estados Unidos después de 20 años.
Los afganos creen que la presencia de los estadounidenses en su país no les trajo ningún beneficio.