La identificación constante de Sanaa de la lucha de Yemen con la de los palestinos y su gama cada vez más amplia de operaciones abre la posibilidad de operaciones cada vez más coordinadas. 

El liderazgo de Hamas en la Franja de Gaza se ha apresurado en los últimos días a repudiar una manifestación reciente en apoyo del gobierno de Sanaa y condenar a Arabia Saudita y Estados Unidos. Para indicar el creciente alcance popular e ideológico del asediado movimiento, los manifestantes sostuvieron en alto imágenes de Sayyid Abdul-Malik al Houthi junto con las de los antiguos combatientes de la resistencia palestina. 

El principal entre los organizadores de la manifestación fue el movimiento Jihad Islámico Palestino, en algún momento aliado y competidor de Hamas por el liderazgo de la resistencia a la ocupación israelí. En una declaración emitida por Hamas, dijo: “Los gritos contra los estados árabes y del Golfo desde nuestra arena palestina no representan nuestra posición y política”.

Esta podría parecer una respuesta extraña dadas las marcadas similitudes entre las arenas yemení y palestina, particularmente con respecto a Gaza. Ambos han sido efectivamente aislados del mundo exterior por beligerantes mucho más poderosos y fuertemente armados que ejecutan ataques diarios contra objetivos civiles que pasan casi sin comentarios de las principales potencias mundiales. 

Las evidentes similitudes ciertamente no pasaron desapercibidas para el destacado funcionario de Hamas, Mahmoud al-Zahar, quien declaró públicamente su apoyo personal a los ataques con drones y misiles de Ansar Allah contra los Emiratos Árabes Unidos. Al declarar su creencia de que el pueblo yemení tiene derecho a tomar represalias contra los estados del CCG, al-Zahar se ganó la atención del subjefe de policía de Dubai, quien pidió que lo incluyeran en la lista de los más buscados de los Emiratos Árabes Unidos.

La respuesta del funcionario emiratí fue comprensible, dadas las implicaciones de que las causas palestina y yemení se alineen cada vez más entre sí. Poco después del éxito de los ataques de la semana pasada contra una instalación industrial y los aeropuertos de Abu Dhabi y Dubai, Amos Yadlin, exjefe de inteligencia militar de "Tel Aviv" sugirió que Ansar Allah pronto podría atacar la ciudad portuaria sureña de Eilat en el Golfo de Áqaba. Estando a poco menos de 2000 km del norte de Yemen, en comparación con Abu Dhabi a 1400 km, el alcance cada vez mayor de las operaciones de Sanaa sugiere que Eilat y presumiblemente otros objetivos pronto estarán a una distancia de ataque.

El único paralelo en la historia reciente de tal escenario fue durante la Guerra del Golfo Pérsico de 1990-1991 cuando Irak disparó misiles Scud contra "Israel" en un intento de atraer a "Tel Aviv" al conflicto. El entonces presidente iraquí Saddam Hussein había calculado correctamente que, independientemente de lo que el público árabe pudiera haber pensado de él, no tolerarían ver a sus propios gobiernos ya los israelíes luchando del mismo lado. Bajo la dirección estadounidense, los ataques con misiles quedaron sin respuesta. 

Si "Tel Aviv" responde abiertamente a cualquier ataque que se origine en Yemen, exactamente este escenario anterior habrá sucedido, con peligrosas implicaciones para los estados del CCG. 

Los líderes hutíes han identificado repetidamente su lucha no solo como una de autodeterminación yemení, sino como una resistencia árabe regional a la dominación occidental liderada por Estados Unidos. Si bien la cobertura de los medios occidentales los identifica repetidamente como chiítas, la orientación religiosa del movimiento es explícitamente panislámica, evitando las identidades sectarias estrechas y declarando su apoyo a todos los movimientos regionales que se oponen a los objetivos estadounidenses e israelíes, independientemente de la orientación religiosa. 

A medida que una lista creciente de estados árabes adopta relaciones abiertas con "Tel Aviv", grupos como Hamás se ven cada vez más impulsados ​​a un momento de la verdad, en el que aceptan la normalización como el precio del apoyo financiero de los países de la región o renuncian a ese apoyo para para mantener la fe con sus partidarios que esperan que continúen su resistencia.  

Si la resistencia en Yemen y Palestina se vuelve una y la misma en la conciencia árabe, por implicación también lo harán los Estados del Golfo e "Israel". Si los yemeníes participaran en el teatro palestino contra "Israel", no hay, en teoría, ninguna razón por la que los movimientos palestinos armados no puedan atacar Riyadh y Abu Dhabi bajo la misma lógica. 

Si el espacio entre Dubái y "Tel Aviv" se convierte en el escenario de un único conflicto que comprende frentes localizados en Yemen, Palestina y el Líbano, la estructura estatal post-otomana impuesta por Occidente se verá sometida a una presión sin precedentes y tal vez insuperable como cualquier régimen identificado abiertamente. como enemigo de la causa palestina, a los ojos de la calle árabe, se habrá condenado a sí mismo. 

Fuente: Al Mayadeen