Sólo en el mes pasado 3.698 colonos ilegales irrumpieron de asalto la sagrada Mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén.
Las irrupciones de colonos ilegales suele realizarse amparada bajo la custodia de autoridades de la ocupación.
Los episodios se suman a una escalada de violencia por parte del régimen de ocupación israelí, que no cesa en la ciudad y sus alrededores.
También en ese mismo período, se sucedieron 20 demoliciones de edificios y comercios. Y seis de ellas de los propios dueños, bajo amenaza de las autoridades israelíes.
Por si eso fuera poco, hubo 165 palestinos arrestados en el mes, incluidas mujeres y niños.
Y las deportaciones siguen en aumento. Aún cuando, en febrero los israelíes liberaron al prisionero Ahmed Shweiki, las autoridades lo obligaron a irse del país por tres días. Y de ese modo, frustrar el reencuentro con su familia.
MIENTRAS TANTO, LA ONU SIGUE “ALERTANDO”
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) alertó que alrededor de 220 familias palestinas están siendo amenazadas con ser expulsadas de sus viviendas y territorio por los ocupantes israelíes.
Aproximadamente 970 personas son las afectadas por los colonos de Israel, las cuales viven en los barrios de Sheikh Jarrah y Silwan. Familias palestinas están siendo obligadas a abandonar sus hogares ocupados tras órdenes dictadas por las fuerzas sionistas.
Los desalojos han aumentado la tensión en dichas comunidades de Jerusalén, con enfrentamientos entre residentes palestinos y colonos israelíes, según la confirmación de OCHA.
El organismo internacional reiteró de igual manera que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha insistido “repetidamente que se detengan los desalojos forzosos y las demoliciones en Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Este”.