Las consecuencias del acuerdo de Argentina con el FMI: Apuntan al sistema jubilatorio

Las consecuencias del acuerdo de Argentina con el FMI: Apuntan al sistema jubilatorio

Junto con la aprobación del programa y el apuntalamiento de las reservas a partir del envío del primer desembolso, el FMI hizo nuevas “recomendaciones” al gobierno, entre ellas la necesidad de adoptar un mayor ritmo de devaluación, una mayor eficiencia del gasto con foco en las jubilaciones, y el avance en reformas estructurales. Panorama político-sindical de la semana. Por Mario Hernández.
Annur TV
Tuesday 12 de Apr.
Las consecuencias del acuerdo de Argentina con el FMI: Apuntan al sistema jubilatorio

En el documento de 175 páginas, el FMI advierte sobre los “riesgos excepcionales” a los que está sujeto el programa (la pandemia, desequilibrios estructurales, el delicado contexto social y político, y la guerra en Ucrania), por lo cual, “los directores dieron la bienvenida al acuerdo de las autoridades para adelantar la primera revisión del programa y las urgieron a recalibrar políticas”.

De esa manera, la primera revisión se hará en mayo, casi un mes antes de lo previsto. La idea es reenfocar el gasto y mejorar la política impositiva, pero los técnicos piden ajustar la política monetaria y cambiaria para cuidar las reservas y contener el impacto de la suba de los commodities en la inflación. Por ello, sugieren acelerar el “crawling peg”, la estrategia utilizada por el Banco Central para mover el dólar en forma gradual.

El staff report advierte que el gasto primario del sector público nacional “está entre los más altos de la región y los mercados emergentes” por el aumento de subsidios a la energía y las jubilaciones entre 2005 y 2015.

En Washington ven que el sistema previsional representa 40% del presupuesto de la administración central y, sumado a las provincias, equivale al 10% del PBI en 2021, debido a una “extendida cobertura y niveles de beneficios generosos” (sic).

En ese marco el FMI insta a eliminar “rigideces presupuestarias” y “mejorar la sostenibilidad del sistema jubilatorio y el diseño del esquema de reparto para fortalecer los controles de gasto en las provincias”. Las medidas sugeridas son un manejo “prudente” de jubilaciones y salarios y mejorar la relación entre contribuciones y beneficios. Recomiendan aumentar la formalidad laboral y un aumento de la edad de retiro, a la vez que la fórmula de movilidad adoptada en 2020 es vista como un “costo alto”.

Desempleo y pobreza

El desempleo bajó en el último trimestre de 2021 de 11% a 7% y se puso casi a la par de niveles de 2017. La buena noticia se desluce al ver la performance de la pobreza.

“El año pasado se generó un shock de creación de empleo, pero se logró con remuneraciones en promedio más bajas y trabajos más precarizados, menos productivos”, detalla Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina. En estos años “el salario mínimo ha quedado muy por debajo de la línea de la pobreza”.

Para revertir esta situación Belén Rubio, responsable de análisis sectorial de Abeceb, sostiene que se requiere “un horizonte de mayor certidumbre que permita mejoras en la calidad del trabajo, en la formalidad y en el poder adquisitivo. Estamos 9,6 puntos abajo del poder adquisitivo de 2017”, dice.

Según el “Quinto relevamiento a referentes de los barrios populares en el contexto COVID-19” realizado por la Universidad de General Sarmiento a fines del año pasado, nueve de cada diez personas entrevistadas observaron una relativa regeneración del trabajo después de la pandemia. Se trata de empleos informales o precarios vinculados a la construcción, tareas domésticas, changas y auto empleo, como elaboración de comida para la venta. Según el estudio, esta percepción “se corresponde con la última información estadística disponible en la que se observa que el Conurbano bonaerense recupera tasas específicas de participación en el mundo del trabajo que están al nivel de la pre pandemia, con menores niveles de desocupación que entonces”.

Verónica Maceira, coordinadora del relevamiento junto a Alejandra Beccaria, indicó: “En el informe anterior, de junio 2021, se veía que lo que en términos más macro se estaba mostrando como recuperación, no era percibido en la periferia urbana. En este caso lo que vemos es que gran parte de los referentes están reconociendo que hay una reactivación laboral. Marca una diferencia del momento anterior, aunque el tipo de inserción que se da es característica de esa zona, un mundo de trabajo precario”.

Tener trabajo no alcanza

Por séptimo semestre consecutivo, la proporción de pobres sobre el total de la población se ubicó al cierre de 2021 por arriba del 30%, fue de 37,7%, con una baja de 4,7 puntos porcentuales respecto del máximo de 42% de un año antes, pero se mantuvo 1,8 puntos porcentuales por arriba del nivel de prepandemia de Covid-19 para igual período.

Una de las causas de la resistencia a la baja de la pobreza en la Argentina -además de la persistencia de altos índices de inflación que afecta severamente a los sectores con ingresos fijos que se ajustan con notable rezago- es la precariedad que caracteriza al mercado de trabajo y que se ha agudizado en los últimos años.

Actualmente, apenas poco más de 1 de cada 3 trabajadores ocupados lo hace en condición de asalariado en el ámbito privado registrados por el SIPA, suman 6 millones, a los que se agregan casi medio millón que se desempeña bajo el régimen de Casas Particulares. Del resto de los 20,2 millones proyectados al total país a partir de la EPH del Indec, 3,4 millones lo hacen en la Administración pública nacional, provincial y municipal -como ingreso principal del mes-; 2,1 millones como Monotributistas Puros (no tienen otro ingreso habitual como asalariado o jubilado); y 7,8 millones se desempeñan en negro (4,9 millones como asalariados y 2,9 millones como independientes).

Y de las estadísticas de Generación del Ingreso que también elabora el Indec se desprende que los mayores ingresos promedio de la población trabajadora se obtienen en los puestos asalariados, privados y en el Estado. De ahí la resistencia a la baja de la pobreza y de la enorme brecha negativa que persiste entre el promedio de los recursos monetarios de los hogares y los valores de las canastas básica total e incluso alimentaria.

Según la medición oficial, a fines de 2021 mientras el valor de la Canasta Básica Total del promedio del Hogar era de $74.059, el ingreso medio del grupo habitacional integrado por poco más de 4 personas era de apenas $46.712, esto es exhibía una brecha de 36,9%, o dicho de otra manera necesitaba un aumento de recursos de 58,5% para no caer en el estado de pobreza.

El mismo ejercicio, con el valor de la Canasta Básica Alimentaria que se estimó en $31.834, define el umbral de indigencia de una familia, mostraba una brecha de negativa de 35,2%, es decir se requeriría un aumento de poco más de 54% para que a ningún argentino le falte lo mínimo indispensable para comer y desarrollarse.

En 2021 se recuperaron 1,8 millones de empleos caídos el año anterior, pero la mayoría (1,4 millones) fueron en negro.

La única manera probada en el planeta para poder superar semejantes indicadores de pobreza e indigencia es generar las condiciones para impulsar la actividad y el empleo privado registrado, de modo de revertir drásticamente la elevada brecha persistente con los puestos en negro.

Fuente: Anred


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