“La mezquita de Al Aqsa es propiedad y derecho de los musulmanes y no se puede dividir de ninguna forma”. Estas palabras las dijo el primer ministro palestino Muhammad Shtayyeh, en una declaración radial, tras los atropellos sin precedentes de la policía israelí dentro del espacio sagrado de unas de las mezquitas más emblemáticas del mundo islámico.
“El gobierno extremista de Bennet quiere exportar su crisis interna a expensas de nuestro pueblo duplicando los asentamiento y ataques a la mezquita de Al Aqsa”, remató el primer ministro. Una de las prioridades ahora de su gobierno, declaró, es liberar a los presos palestinos detenidos en cárceles israelíes. Ya pidieron la mediación de la Cruz Roja y la ONU para que intervenga y puedan, con urgencia, liberar a los ancianos y enfermos.