Opinión

Colombia: La “Política de la vida” vs. la Necropolítica de las élites

Colombia: La “Política de la vida” vs. la Necropolítica de las élites

Lo que se dirime el próximo 19 de junio no sólo es fundamental para Colombia, sino para toda la Patria Grande. Hasta ahora, los gobiernos del país cafetalero han sido fieles colaboradores, promotores y acatadores de las “políticas” de la Casa Blanca, con graves consecuencia para la región y sus pueblos hermanos. Es el pueblo colombiano quien puede decidir terminar con décadas de sumisión a los mandatos de Washington. Por Roberto Chambi Calle
Roberto Chambi Calle
Friday 03 de Jun.
Colombia: La “Política de la vida” vs. la Necropolítica de las élites

Roberto Chambi Calle[1]

El tablero de juego de la política internacional obedece a pactos y promesas de las élites, quienes siempre quieren tener el manejo del poder para seguir con su estatus, aquel en donde más allá de la vida humana sólo importa el comercio, las finanzas y el sostenimiento de una política de estado obsecuente y sumisa a los emporios de poder; cuyo derrotero es establecer el nuevo orden mundial.

Ese orden mundial para que se siga cristalizando, necesita de peones y  alfiles en cada territorio del orbe y la Patria Grande no escapa a ello; pues desde el pensamiento Monroista Latinoamérica sigue siendo considerado un patio más de la Casa Blanca. 

EEUU desde hace décadas atrás, continúa con sus planes de dominio haciendo uso de todos los mecanismos para derrocar gobiernos e invadir estados; sus redes  de poder pasan por gobiernos, empresarios; élites y logias acostumbradas unívocamente al sistema y modelo  capitalista, en ese sentido tener gobiernos sumisos  es el deseo perenne de los “poderosos”. 

La historia en los hechos, por más de 200 años nos ha demostrado, cómo una casta dominante ha manejado a su antojo el Estado Colombiano en desmedro de los verdaderos ciudadanos, este grupo de poder se ha prorrateado los recursos económicos y naturales del país cafetero. Esta clase dominante supo y sabe cómo explotar, no sólo los recursos naturales; sino los humanos, tomándolo a este último como mano de obra barata para seguir enriqueciéndose a costa del  sudor y las lágrimas de los trabajadores para seguir ofreciendo en bandeja de oro las ganancias  a las transnacionales, por ello es que ahora tiemblan,  les preocupa en demasía que un futuro presidente de izquierda les ampute sus garras.

Gustavo Petro, es una de las mejores opciones para ese pueblo explotado y humillado por esa casta nauseabunda, quienes acostumbrados a favorecer a amigos, compadres y  familiares, hoy tiemblan y están desesperados para frenar a la “política de la Vida”.

Estos clanes familiares, militares, ultraderechistas; etc. hoy se mutan en todo lo que pueden para no perder sus privilegios y Rodolfo Hernández es su esperanza tras el fracaso del uribismo; ya que el tik tokero en los hechos sólo es una marioneta del Deep estate colombiano, quien mostrándose como populista propone parches y soluciones pírricas al puro estilo demagógico para alcanzar la victoria. Sus slogans en su campaña política, no iban más allá de luchar contra la corrupción cuando paradójicamente estaba involucrado en varios de estos hechos en donde incluso estaba involucrado su hijo; pero no sólo ello, sino este “populista” es fiel admirador del Nazismo Alemán (Adolfo Hitler) , en tal sentido sólo imaginemos cómo sería el gobierno del “Trump Colombiano”.

Hipotéticamente si fuese gobierno, se alinearía a los “principios” ultraderechistas enmarcados en la Necropolítica; pues para tener gobernabilidad tendría que pactar con el uribismo y las logias de poder que controlan el estado profundo, dándose así continuidad a los más de 200 años de dominio y poder de las castas oligárquicas colombianas, las que se turnaban la presidencia entre familiares y clanes como Mariano Ospina Rodríguez, quien fue presidente en dos oportunidades consecutivas de 1857 a 1858 y 1858 a 1861, luego su hijo Pedro Nel Ospina, presidente entre 1922 y 1926 y el sobrino de este; Mariano Ospina Pérez entre 1946 a 1950.

Romper estos clanes que durante siglos manejaron el poder, sin duda no será una tarea de un ciclo; sino de varios en donde los actores serán quienes determinen el giro de 360 grados. La ultraderecha no dudará en usar todos sus mecanismos de poder y represión para frenar la avanzada de un gobierno de izquierda como el de Petro, a quien ya amenazaron, y aun estando en gestión de gobierno crearán el caldo de cultivo para derrocarlo, los ladridos del general del ejército colombiano Eduardo Zapateiro, quien yendo contra la Constitución, son una muestra del posible escenario de un  golpe de estado; ya que no debemos olvidar que los votos no son una garantía plena para sostener un gobierno, ejemplo palmario de ello es el golpe de estado a Evo Morales el 2019 cuando en aquel entonces Williams Kaliman, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Bolivia le “sugirió” renunciar a la presidencia.

La posible victoria de Gustavo Petro este 19 de Junio será fundamental para Colombia; así como para la comunidad internacional, es especial para la Patria Grande, pues el país cafetalero ha sido fiel colaborador, promotor y acatador de las “políticas” de la casa blanca, en ese sentido  los colombianos y colombianas decidirán si siguen con la vieja política explotadora, capitalista y elitista, cuyos efectos al día dejan más de 21 millones de pobres, 7.4 millones en pobreza extrema según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), frente a la “Política de la Vida” que propone Petro, la cual no será fácil instituirla; ya que ese estamento anquilosado difícilmente dejará sus privilegios, por tal motivo el candidato de izquierda debe buscar aquellos votos; incluso “debajo las piedras”, pues ya es hora de que el pueblo colombiano despierte y deje de ser el esbirro del imperio estadounidense en contra de la hermandad latinoamericana.

Roberto Chambi Calle

[1] Jurista y analista en Relaciones Internacionales

 

 


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