Roberto Chambi Calle[1]
Actualmente la población en el mundo ha llegado a 8.000 millones de habitantes, por supuesto todo crecimiento requiere más alimentos, más energía, más desarrollo; etc., en esa línea los índices de desempleo y pobreza son sólo los prolegómenos de la catástrofe mundial que se viene, bien lo decía el gran escritor Eduardo Galeano: “Al ritmo que vamos consumiendo en el planeta para vivir en los próximos años necesitaremos dos, tres hasta cuatro planetas”.
Este cataclismo que se avecina se debe en gran medida al estilo de vida “americano”, el que requiere petróleo, gas, agua; etc., esa vida material y consumista se va tragando miles de barriles de petróleo cada día, siendo EEUU uno de los mayores despilfarradores del “oro negro”, el cual hoy está en un declive crítico, ya que las reservas en los países árabes son cada vez más exiguos; así como su producción y abastecimiento está en los principios de su final, frente a este panorama de escasez ¿Cuál será el recurso que remplace a las energías fósiles?
No cabe la menor duda que los grandes consumidores están planificando dar el gran asalto a los países que en este momento tienen una de las mejores alternativas —al menos por ahora — energéticas; ya que la mayor reserva de Litio en el planeta se encuentra en Bolivia, vox pópuli el golpe de estado del año 2019 al 1er Presidente indígena fue precisamente por el control y la industrialización del “oro blanco”.
Latinoamérica desde que fue colonizada en 1492, siempre fue saqueada, la colonia aun teniendo el control de las minas de plata —Guanajuato, Zacatecas y sobre todo Potosí —, oro, piedras preciosas y especies, no eran para beneficio directo de España debido a sus deudas, la inflación, el déficit y los costos que debían pagar al remanente europeo y que según Eduardo Galeano en las “Venas Abiertas de América Latina”; "España sólo dominaba, por entonces, el cinco por ciento del comercio con «sus» posesiones coloniales de más allá del océano, pese al espejismo jurídico del monopolio: cerca de una tercera parte del total estaba en manos de holandeses y flamencos, una cuarta parte pertenecía a los franceses, los genoveses controlaban más del veinte por ciento, los ingleses el diez y los alemanes algo menos. América era un negocio europeo, pues si bien ellos “tenían la vaca, no tomaban la leche”.
Latinoamérica siempre fue el sustento económico de los colonos, lograda su independencia pasó de un dominio genocida y violento a uno simbólico, amedrentador e híbrido, cubierto con un glasé de “democracia y libertad”, y es que la administración estadounidense siempre consideró a la parte Sur del Continente como su “patio trasero”, un lugar donde sabe que tiene garantizada el agua, el petróleo y el litio.
El declive del petróleo en el mundo ya es una realidad, la demografía mundial según previsiones de Naciones Unidas en los próximos 30 años —2050 — será de 9.700 millones llegando al año 2.100 casi a los 11.000 millones, la cual para su supervivencia requerirá nuevas energías y recursos naturales. Por supuesto estos requerimientos no serán para los países que están al borde de la miseria como Burundi, Sudan del Sur, Malawi, Mozambique o el Congo, todo lo contrario el agua seguirá siendo la prioridad para que los ricos sigan regando sus miles de kilómetros de campos de golf; así como llenando sus piscinas, el litio para que el “estilo de vida americano” continúe teniendo vehículos eléctricos o Elon Musk siga construyendo naves para colonizar el espacio y continuar su vorágine explotadora de los recursos naturales de los seres humanos.
EEUU tiene presencia militar en todo el mundo; ¿Para qué?...
Gracias a sus “principios”, es que hoy tenemos varios polos de conflicto, por ejemplo Ucrania o la posible guerra en Taiwán ya son los preludios de lo que se desencadenará en su plan de someter a la humanidad, Latinoamérica es testigo —muchas veces complaciente — de estos sometimientos; los golpes de estado y la desestabilización de los gobiernos son el “pan de cada día” del imperio, el que no dudará ni un segundo por el control y el dominio del litio en el “triángulo sudamericano”, ya que más del 60% de la reserva mundial de este metal alcalino está en Bolivia —21 millones de toneladas —, Argentina —19,3 millones de toneladas — y Chile —9,6 millones de toneladas —.
Se ha hablado mucho de esta reserva y la importancia que tendrá en el futuro, motivo por el cual a la fecha las derechas neoliberales proclives a los mandatos de la casa blanca ya han comenzado a desestabilizar; así como crear caldos de cultivo para derrocar, confinar y expulsar a los defensores de este recurso energético, pues está claro que un gobierno popular y/o socialista no es de agrado de EEUU, ya que saben que estos nunca serán sus aliados y aun llegando a la toma del poder mediante el voto en las urnas serán bajados de un plumazo.
Por ello es de vital importancia que los países que tienen las mayores reservas de litio en América latina logren consensuar políticas, normas de integración con el objetivo de poder explotar, comerciar y administrar soberanamente sus recursos, en tal sentido como lo han venido diciendo muchos especialistas en el área; crear una organización similar a la OPEP —Organización de Países Exportadores de Petróleo — será una de las garantías para resguardar este “oro blanco”, ya que la unidad es el pilar fundamental en el resguardo independiente, autónomo y soberano de los recursos.
Las demandas mundiales de esta energía limpia, no sólo son de interés de EEUU sino también de China y Rusia, quienes no por ser “amigables” con los latinoamericanos son nobles o sinceros, ya que cuando se trata de negociar las amistades y las fraternidades son solo un celofán, por ello es que el poseedor de este recurso debe tener la madurez y el compromiso patriótico en beneficio de sus connacionales y por el bien de la humanidad en el resguardo de este recurso.
El planeta está en un proceso de colapso energético, son pocas las regiones donde existen recursos para la sobrevivencia de la humanidad y con tal de sobrevivir las “naciones” poderosas siempre estarán al acecho de los bienes más preciados. Protegerlos es un compromiso con la humanidad, pues el beneficio será para los “condenados y los miserables de esta tierra”; por ende los líderes sociales, los que están junto el pueblo, deben ser los guías y conductores de este proceso de defensa y soberanía, y que aun llegando al poder “limpiamente” serán el blanco directo del imperio y sus huestes, ya lo hicieron con Morales en Bolivia, lo están haciendo con Pedro Castillo en Perú; por lo tanto la protección y la sostenibilidad de los recursos también dependerá de la conciencia de los pueblos, caso contrario Latinoamérica, será el patio no de uno, sino de varios imperios.
Roberto Chambi Calle[1]
[1] Jurista y analista en RRII, Universidad “Al Mustafá”, Irán.