Ochocientos mil musulmanes tienen la nacionalidad y un creciente número cursa estudios universitarios. “La libertad aquí para practicar la fe (o para no hacerlo) no tiene precio”
En España profesan ya el islam cerca de dos millones de fieles. Más de ochocientos mil tienen nacionalidad española. Un discreto, aunque creciente, porcentaje de ellos cursa o ha finalizado estudios universitarios. Son abogados, dentistas o ingenieros y representan el nuevo rostro del islam español, informó ECD.
No son la mayoría pero empiezan a hacerse oír. Estos jóvenes profesionales aseguran sentirse exclusivamente españoles, no siguen a “sheijhs” o maestros religiosos extranjeros, consideran la Constitución Española una norma plenamente compatible con el islam y sostienen que la libertad religiosa y de expresión que disfrutan en España es “la base imprescindible de una espiritualidad sincera y recta”.
A pesar de que los marroquíes representan la comunidad extranjera más numerosa en España, todavía el porcentaje de jóvenes originarios de Marruecos que se han presentado a la EBAU sigue siendo muy bajo.
Los expertos en educación atribuyen esta desafección académica a la escasa formación de sus padres: inmigrantes que, en su mayoría, vinieron a España en décadas pasadas a trabajar en empleos de baja cualificación.
Aun así, en algunas universidades, como la de Alicante, suponen ya el 11% del total de los estudiantes extranjeros, una cifra que empieza a ser proporcional al número de ciudadanos marroquíes entre el total de extranjeros que residen en España: el 15%.
“Estudiar en España” es una feria de carácter anual que organizan en Marruecos universidades españolas. Persigue que los marroquíes estudien en España y que, una vez graduados, regresen a su país, como “agentes de cambio”.
Sin embargo, los datos revelan que la mayoría se esfuerza por buscar trabajo en Europa: ni la incorporación laboral en Marruecos es acorde a sus expectativas personales, ni la inserción sociocultural, tras la experiencia migratoria en las aulas españolas, es siempre fácil.
La vuelta a casa se retrasa especialmente en el caso de las mujeres graduadas en universidades españolas. Son ellas, sobre todo, las que mayor brecha cultural aprecian de cara a un inminente retorno a su país.
Mohammed Daouidi cursó Derecho en Madrid y asegura que no volvería a su país a trabajar, a pesar de que le “encantaría poder poner en práctica en Tetuán lo aprendido aquí”.
No es Daouidi el único marroquí que piensa así después de haber estudiado en una universidad española. Imán Tazi cursó ingeniería civil y, aunque no trabaja actualmente, ha conseguido quedarse legalmente en Alicante.