Los informes de los medios dijeron que la nueva administración del presidente colombiano Gustavo Petro buscó mantener lazos con el Frente Polisario, que gobierna la región del Sáhara Occidental y está compuesto en gran parte por habitantes nómadas indígenas del Sáhara Occidental, los saharauis.
Petro, un excombatiente del ahora desmovilizado grupo rebelde M-19, juró recientemente como el primer presidente izquierdista de Colombia. El hombre de 62 años prestó juramento el domingo y prometió unir a la nación polarizada.
Columbia es parte del club de élite latinoamericano que se ha ido hacia la izquierda y se ha alejado del dominio occidental, particularmente de EE.UU. Colombia había sido el principal aliado latinoamericano de Washington durante décadas.
El 10 de diciembre de 2020, Marruecos e Israel acordaron normalizar las relaciones en un acuerdo negociado con la ayuda de la administración del expresidente estadounidense Donald Trump. Marruecos se convirtió en el cuarto estado árabe en llegar a un acuerdo de normalización con el régimen. Los otros fueron los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Sudán. Trump selló el acuerdo en una llamada telefónica con el rey Mohammed VI de Marruecos. Como parte del acuerdo, el presidente estadounidense acordó reconocer la soberanía de Marruecos sobre la región del Sáhara Occidental, que ha estado en el centro de una disputa con la vecina Argelia.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argelia luego rechazó la postura de Trump y dijo que la decisión de Estados Unidos “no tiene ningún efecto legal porque contradice las resoluciones de la ONU, especialmente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara Occidental”.
El Frente Polisario, respaldado por Argelia y proindependencia, también ha rechazado "en los términos más enérgicos" la postura de Trump sobre la región desértica en disputa, afirmando que Trump había intentado dar a Marruecos "lo que no le pertenece".
El acuerdo con Israel provocó la condena de los palestinos, quienes lo calificaron como una "puñalada por la espalda" y una traición a su causa.
Estados Unidos pierde rápidamente influencia en América Latina
En toda América Latina, los votantes han castigado a quienes están en el poder por no haberlos sacado de su miseria. Y la ganadora ha sido la izquierda latinoamericana, un movimiento heterogéneo de líderes que ahora podría asumir un papel protagónico en el hemisferio.
Ocurrió en Perú, donde los votantes eligieron el año pasado al maestro de escuela Pedro Castillo. Ocurrió en Chile, el modelo de libre mercado de la región, donde Gabriel Boric, ex activista estudiantil de 36 años, devolvió el poder a la izquierda.
Y ahora ha sucedido en Colombia, un país donde la izquierda se ha asociado durante mucho tiempo con los movimientos rebeldes durante décadas de sangriento conflicto interno. Petro, exalcalde de Bogotá, prometió ahora reabrir las relaciones diplomáticas con Venezuela, permitiendo que se reanuden el comercio entre los dos países y los servicios consulares.
Todos los ojos están puestos ahora en Brasil, el país más grande de América Latina, donde el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva encabeza las encuestas para derrocar al presidente Jair Bolsonaro en octubre. Una victoria de Lula significaría que todos los países más grandes de la región, incluidos México y Argentina, están dirigidos por presidentes izquierdistas antiestadounidenses.
Fuente: PressTv