“El pueblo del Reino Unido no participa, en este caso, en el cambio de Gobierno. Las élites gobernantes allí tienen sus arreglos”, de este modo, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha subrayado este miércoles que esta decisión política, pone en cuestión la democracia en el país europeo.
En sus primeros comentarios públicos sobre el nombramiento de Truss, Putin ha hecho hincapié en que la nueva primera ministra británica fue elegida en una votación de miembros del Partido Conservador, no por todo el país.
De igual manera, con respecto a la postura de los tories (conservadores británicos) hacia Moscú, el mandatario ruso ha enfatizado que es “su problema [el Reino Unido] cómo construir relaciones con la Federación Rusa.
Por otro lado, Putin ha dejado claro que “nuestro asunto es defender nuestros propios intereses y lo haremos de manera consistente, que nadie tenga ninguna duda al respecto”.
Las declaraciones del presidente ruso han llegado mientras que la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, también ha calificado esta misma jornada la llegado al cargo de Truss de una crisis democrática británica, según afirma la agencia de noticias TASS.
“El problema se debe tal vez a la crisis de la democracia [...], porque este ‘resultado’ no tiene nada que ver con la elección directa de los británicos”, ha subrayado la vocera rusa.
Por otro lado, según los resultados de una encuesta rápida, publicada el lunes por YouGov, solo una de cada siete personas en el país europeo, alrededor del 14 por ciento, opina que la exsecretaria de Asuntos Exteriores será mejor líder que Johnson, mientras que más del 27 por ciento afirma que ella será peor.
Truss venció el lunes a su rival, el exministro de Finanzas Rishi Sunak, al obtener 81,326 votos (57,4 %) de los miembros del gobernante Partido Conservador, luego de una batalla de meses provocada por la renuncia de Johnson en julio tras una serie de escándalos.
La nueva primera ministra británica liderará el Partido Conservador del Reino Unido, en momentos en los que el aumento drástico del precio de la energía en el país ha provocado una gran indignación entre la población británica.