En un país como Alemania, donde sólo en el primer trimestre de este año se registraron 83 episodios de islamofobia –con 5 heridos- y 768 ataques a mezquitas de enero de 2014 y junio de 2021, la voz de Heba Jamal, periodista norteamericana de origen palestino radicada allí, suena como una bandera de alerta de un fenómeno de odio creciente. “Prefiero quedarme en casa a salir a la calle sola. Cada vez que estoy sola, una persona alemana se encarga de decirme que no soy bienvenida aquí", dijo en su cuenta de Twitter para dar testimonio de lo que es vivir en un país donde la islamofobia es moneda corriente. “Y lo que es peor: no está tipificada como delito”.
Nacida en Nueva York, y comunicadora en varias organizaciones de habla inglesa, la vida de Heba desde que tuvo que mudarse a Alemania con su familia se convirtió en una tortura. Una vez, en un bar mientras conversaba por zoom, una mujer le pidió que se retire. Y luego se sumaron más clientes. "Este país es realmente terrible. Puedo decir una serie de incidentes que me suceden que son similares entre sí, y cuando estoy con mi hijo también. Pero nunca sucede cuando estoy con mi marido, nadie se atreve a decir nada”, apuntó, alarmada. Por sus comentarios duros en Twitter recibió una serie de mensajes de apoyo de celebridades y políticos, pero no los suficientes para sentirse esperanzada de que algo va a cambiar en el país. “Esta sociedad”, concluyó, “nunca me aceptará como una mujer musulmana”.