Opinión

Francisco Pizarro murió, pero sus sombras continúan: El Perú profundo se desangra

Francisco Pizarro murió, pero sus sombras continúan: El Perú profundo se desangra

En la historia del país andino no se había visto nunca este tipo de atrocidades, ni en el gobierno golpista de Alberto Fujimori; no cabe duda que estamos en una de las peores etapas de su historia. Por Roberto Chambi Calle
Roberto Chambi Calle
Tuesday 17 de Jan.
Francisco Pizarro murió, pero sus sombras continúan: El Perú profundo se desangra

Roberto Chambi Calle[1]

El genocidio hoy se ha cristalizado nuevamente en la República Peruana, más de 50 muertos como resultado de la represión criminal de un “gobierno” que bajo el celofán de democracia aún sigue desangrando al pueblo, actos de genocidio que son minimizados por la prensa (sicariato) proclives a los intereses de los patrones del país andino, en donde el poder (balas, látigos y garrote) lo tienen los clanes y las logias de Lima, como si el Perú solo fuese la capital limeña y sus alrededores, siendo los del sur  (Quechuas y Aimaras, en su mayoría) yuxtapuestos a sus intereses; así como  lo hicieron hace más de 500 años cuando Francisco Pizarro cercenaba, mutilaba con sus caballos los cuerpos y ejecutaba no solo al pueblo sino a sus líderes como Atabalipa (Atahuallpa). Hoy ese pasaje sangriento de la historia aún continúa, pues los hijos de los Incas aún son acribillados por los mismos descendientes de Pizarro y sus huestes.

Quechuas y aimaras —por todo lo visto— no son ciudadanos peruanos, aun estando en su propia tierra, aquella legada por sus ancestros. Las alocuciones de los representantes de la casta represora muestran de manera clara su odio y su racismo hacia los que se sienten excluidos y sin un reconocimiento de su Estado, por ello propinaron el golpe híbrido bajo la égida de la burguesía al que fuere el hijo de ese pueblo vilipendiado, el profesor rondero Pedro Castillo Terrones.

El gobierno peruano ante su falsedad y al no encontrar justificativos a sus actos criminales, culpa de estos, no solo a los “serranos”, a los “terrucos” sino compromete a otros gobiernos y ex gobernantes como  Evo Morales de Bolivia, quien por hacer un comentario frente a sus simpatizantes dentro de su propio país es  tachado como injerencista e incitador; paradójicamente el presentador de noticias Fernando Rincón, de CNN opinaba, recriminaba y juzgaba la actuación del en su entonces Pedro Castillo, así como cuando fue vacado se daba las ínfulas  humillando y denigrando al decirle  “Que nunca estaba preparado para ser presidente”….

El sur del país andino —el pueblo profundo— siempre fue proscrito y abandonado, y hoy al haber sido derrocado el hijo de sus entrañas —a quien desde un inicio no le dejaron gobernar tildándolo de fraudulento, comunista y terrorista— siente que una vez más su participación y presencia en el “estado de derecho” y al haber elegido mediante el voto a un campesino humilde como presidente no sirve para  nada; pues aun habiendo ganado unas elecciones justas, legítimas y limpias, su presencia y poder de elección como nación y pueblo está en la periferia, ¿Por qué? porque un indio no puede gobernar a las castas dominantes, ya que “en el fondo, la derecha no acepta que los indígenas, los vilipendiados por su color de piel, apellido o lugar de origen lleguen al poder.” (E. Morales)

Las familias limeñas y sus “malinches y “filipillos” acostumbradas a sus privilegios económicos, sociales financieros y políticos se niegan a reconocer la presencia de ese pueblo Quechua y Aimara; que hoy después de cinco siglos aún sigue desangrándose por su libertad y autodeterminación.

Dina Boluarte, y su gabinete de la muerte a la cabeza de su premier Alberto Otálora el día 10 de enero fueron ratificados por el parlamento cínico, no importando los más de 17 asesinados en Juliaca (Departamento de Puno) por los aparatos represivos que ellos mandaron para eliminar al pueblo. Hoy el parlamento golpista es el coautor de los crímenes de genocidio, pues no hacer respetar la vida ni los derechos humanos, ni mucho menos el estado de derecho significa que estos no representan al pueblo sino a las élites, la burguesía y las castas privilegiadas bajo la sombra del imperialismo.

En la historia del país andino no se había visto nunca este tipo de atrocidades, ni en el gobierno golpista de Alberto Fujimori; no cabe duda que estamos en una de las peores etapas de su historia.

El odio desmedido tiene sus raíces históricas que aún están latentes en la falta de reconocimiento a los pueblos que hoy luchan por su libertad, la brutal represión iniciada desde el 7 de diciembre de 2022 ha dejado más de 50 personas muertas al momento de redacción de la presente columna.

Para allanar la paz y dar el reconocimiento que merece ese pueblo excluido, la única vía para pacificar el país es que Boluarte renuncie, y que el nuevo presidente llame inmediatamente a elecciones y que se convoque una Asamblea Constituyente para refundar el país, en donde todos tengan el mismo derecho y participación, no como la que se vive hoy; en una democracia pactada en los pasillos y lobbies nauseabundos del parlamento peruano, por lo mismo refundar el país andino es la única vía para allanar la paz y el reconocimiento de ese pueblo que durante más de 500 años aún sigue siendo humillado, explotado y asesinado: Francisco Pizarro murió pero al parecer su sombras y sus fantasmas continúan sembrando lágrimas, dolor y muerte; ¿Hasta cuándo?

Por Roberto Chambi Calle

[1] Jurista y analista en RRII


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