En esta ciudad profundamente afectada situada en el sureste de una Turquía devastada, que llora a sus miles de muertos (más de 30.000 hasta la fecha), al futbolista musulmán no le quedan palabras para mostrar su agradecimiento al Altísimo. Él, que lució con orgullo los colores del Hatayspor, el club local, hasta aquel nefasto lunes 6 de febrero de 2023, se salvó gracias a la oración del alba. Mientras muchos aún dormían, Soni, de 24 años, se fue a la mezquita para realizar la primera oración del día, el Salat al-Fayr
En ese momento, la tierra comenzó a temblar con un poder devastador y su edificio de diecisiete pisos amenazó con derrumbarse.
“Soy musulmán y soy muy religioso. Lo que me salvó fue que quise esperar hasta las 6:40 a. m. para ir a la primera oración del día. Por eso no podía dormir”, dijo en una entrevista con Foot Mercato.
Y continuó: “Entonces me digo que si me hubiera dormido, viendo cómo sucedió todo en la casa, seguro que me habría muerto. Incluso es seguro. Las piedras que caían eran enormes. Era un edificio de diecisiete pisos, ¡imagínate! Así que si hubiera dormido, creo que habría muerto”.
Fuertemente sacudido, cuanto más pasan los días, más Kevin Soni, como miles de otras víctimas o sobrevivientes del horror, siente con más fuerza los efectos del estrés postraumático.
“Honestamente, es una prueba que nunca antes había experimentado. Realmente es algo que no te esperas y que te marca de por vida”, dijo, visiblemente muy afectado, y agregó: “Realmente pensé que era el fin del mundo. Vi gente morir a mi lado. Estoy traumatizado. Hoy me doy cuenta de que la vida pende de un hilo. Es en estos momentos que nos damos cuenta de que todo es vanidad”.
Hasta donde llega su mirada, Kevin Soni contempla, con infinita tristeza, el paisaje de desolación en que se ha convertido la ciudad de Antakya. Multiplica las duas por todos los que sufren a su alrededor, y con especial fervor por su compañero ghanés, Christian Atsu, lamentablemente desaparecido hasta el día de hoy.
“Antes de que eso sucediera, estuve hablando con Christian Atsu por teléfono. Me dijeron que mi amigo podría estar muerto; es suficiente para volverte loco. Ciertamente soy la última persona que habló con él por teléfono. No estoy orgulloso de decir eso. Realmente espero que lo encontremos sano y salvo. Es mi deseo. Rezo todos los días por esto”.