Las autoridades saudíes ejecutaron la madrugada del martes una sentencia de muerte contra Haider Nasser al-Tahaifa, un residente de la región rica en petróleo de Qatif en la Provincia Oriental, según la cadena de noticias de televisión Nabaa, con sede en Londres y en idioma árabe.
El Ministerio del Interior de Arabia Saudita fue citado por la red de noticias diciendo que el activista fue ejecutado por cargos de participación en actividades contra Riad, así como protestas contra el reino ultraconservador.
El Ministerio acusó a Tahaifa de unirse a lo que afirmó ser una “célula terrorista” destinada a socavar la seguridad interna del país, destruir propiedades públicas y llevar a cabo actos de vandalismo.
Tahaifa fue arrestado en Qatif a principios de septiembre de 2017 y trasladado a un centro de detención cerca de la capital saudí, Riad.
El activista político fue condenado en primera instancia en septiembre de 2021 a “muerte discrecional” y el Tribunal de Apelación confirmó su condena. La pena de muerte llegó después de cinco años de detención arbitraria en la ciudad oriental de Dammam, en el sur de Arabia.
En reacción a la ejecución de Tahaifa, activistas y usuarios de Twitter de países árabes y musulmanes expresaron su indignación por el crimen, que se suma a los crímenes de Arabia Saudita contra los presos de conciencia.
Adel al-Saeed, investigador de la Organización Saudita Europea para los Derechos Humanos (ESOHR), dijo que la criminalidad y el desdén por la sangre de Arabia Saudita no tienen límites.
“Las confesiones fueron extraídas de Haider al-Tahaifa bajo tortura durante el período de interrogatorio, y algunas de ellas durante el período de la infancia”, dijo Saeed, y agregó: “Las autoridades saudíes lo privaron de todos sus derechos básicos, como buscar la asistencia. de un abogado.”
La Provincia Oriental de Arabia Saudita ha sido escenario de manifestaciones pacíficas desde febrero de 2011. Los manifestantes han estado exigiendo reformas, libertad de expresión, la liberación de los presos políticos y el fin de la discriminación económica y religiosa contra la región.
Las protestas han sido reprimidas con mano dura, y las fuerzas del régimen han aumentado las medidas de seguridad en toda la provincia.
Desde que Mohammed bin Salman se convirtió en príncipe heredero y líder de facto de Arabia Saudita en 2017, el reino ha arrestado a docenas de activistas, blogueros, intelectuales y otros percibidos como opositores políticos, mostrando una tolerancia casi nula con la disidencia, incluso frente a las condenas internacionales de la represión
Como resultado, se ha ejecutado a académicos islámicos, se ha encarcelado y torturado a activistas por los derechos de las mujeres, y se sigue negando la libertad de expresión, asociación y creencias.
En enero de 2016, las autoridades saudíes ejecutaron al clérigo chií Sheikh Nimr Baqir al-Nimr, que criticaba abiertamente al régimen de Riad. Nimr había sido arrestado en Qatif en 2012.
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