Alizera Yousefi, el embajador de Irán, fue el distinguido invitado de Amal Bint Yahya al-Moallimi, su homóloga saudí destinada en Oslo. En particular, fue la segunda mujer nombrada para estos altos cargos por Arabia Saudí.
Y obviamente, el jefe de la diplomacia iraní no ocultó su placer, pocas semanas después de que Teherán y Riad anunciaran su sorpresiva reconciliación, que reorganiza las cartas del famoso tablero geopolítico. Una contundente reconciliación histórica, que tuvo el efecto de un trueno demoledor para algunos, en especial EEUU y el régimen israelí, mientras que otros saludaron el golpe maestro de China, con gran habilidad táctica, habiendo hecho de mediador entre los dos hermanos enemistados.
“Tuve el placer de participar en la ceremonia de iftar realizada en la residencia de la embajadora de Arabia Saudí. El reciente acuerdo ha abierto un nuevo capítulo en las relaciones amistosas entre Irán y Arabia Saudí”, dijo el diplomático iraní.
En el cielo ahora despejado de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí, las invitaciones para reunirse, dialogar y fortalecer los lazos están floreciendo en ambos lados.
Así, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, deberá hacer escala próximamente en Riad para reunirse con su homólogo, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saúd, antes de que finalice la celebración del Ramadán. Por su parte, el rey saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saúd, invitó al presidente iraní, Ebrahim Raisi, a visitarlo, e Irán le ha invitado, a su vez, a visitar Teherán.