Un millar de palestinos malviven en un campo de tiro del ejército israelí. O, dicho de otro modo, un polígono de tiro del ejército israelí se impuso sobre la vida de 1.144 palestinos (de ellos, 569 niños) que habitan una docena de aldeas en un lugar llamado Masafer Yatta, en las colinas del sur de Hebrón en el extremo sur de la Cisjordania ocupada. En 1981, el entonces ministro de Defensa, Ariel Sharon, amplió las zonas militares cerradas, facilitando que este territorio de 3.000 hectáreas se convirtiera en la Zona de Tiro 918, lo que automáticamente convirtió a los habitantes de estas 3.00 hectáreas en residentes ilegales.

En 1999, unos 700 habitantes fueron expulsados. Pero el proceso de desahucio se detuvo al fallar el Tribunal Supremo que no se podía imponer un polígono de tiro sobre una zona previamente habitada.

Pero la ley está lejos de amparar a los que se quedaron en Masafer Yatta. Aquello que se niegan a marcharse, han visto demolidas sus casas (dos aldeas completas han quedado destruidas), por lo que han vuelto a refugiarse en las antiguas cuevas que en origen, desde tiempos del imperio otomano, servían de viviendas en estas colinas de secano.

A esta situación angustiosa en extremo se han ido sumando nuevas presiones. Y también nuevas denuncias. A las acciones en su favor por parte de la oenegé israelí B'Tselem, de Amnistía Internacional y otras organizaciones se añade ahora un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF).

“Los soldados entran en las aldeas por la noche, imponen toques de queda y otras restricciones de movimiento, dirigen entrenamientos militares cerca de las zonas habitadas, confiscan vehículos y derriban casas”, afirma David Cantero, coordinador general de MSF en los Territorios Palestinos Ocupados. "Les hacen la vida imposible".

Peor aún, los habitantes de Masafer Yatta están viendo cada vez más limitado su acceso a servicios médicos, y ello a pesar de las clínicas móviles que MSF puso en marcha en el 2021. Pacientes con enfermedades graves o mujeres embarazadas se han visto obligadas a mudarse. Incluso el acceso de ambulancias se ve limitado por las imposiciones militares.

“Durante el último año, hemos visto de primera mano el impacto de un entorno cada vez más represivo en la salud física y mental de la población de Masafer Yatta”, afirma Cantero. “Como organización médica humanitaria, denunciamos las políticas israelíes y pedimos a las autoridades de Israel que suspendan inmediatamente el plan de desalojo y cesen la aplicación de medidas que restringen el acceso de la población palestina de Masafer Yatta a los servicios básicos, incluida la atención médica. Hay que poner fin a este sufrimiento innecesario”.

Safa, residente de la comunidad de Al Markez cuya casa fue demolida, en la cueva que le sirve de vivienda  Juan Carlos Tomasi/MSF

El fin último de las presiones sobre Masafer Yatta no es otro que el desahucio definitivo. Pero esta vez con respaldo del Tribunal Supremo, que falló en mayo del 2022 que los miembros de estas pequeñas comunidades no son "residentes permanentes" y por tanto el Estado tiene el poder de declarar campo de tiro este territorio. B'Tselem acudió meses después, en octubre, a la fiscalía del Tribunal Penal Internacional para denunciar la violación del derecho internacional humanitario. Sin resultado hasta el momento.

2022, el peor año para Cisjordania

El año 2022 fue el peor vivido hasta ahora en la Cisjordania Ocupada, según un informe de la Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA). 152 palestinos (incluidos 35 niños) fueron muertos por las fuerzas israelíes, mientras que 21 israelíes (incluido un niño) fueron muertos por milicianos palestinos. Hubo además 621 ataques a palestinos por parte de colonos judíos en Cisjordania y 697 palestinos fueron desahuciados al ser demolidas sus casas. Según la OCHA, hasta el 20% del territorio de Cisjordania está designado como "zona de tiro", lo que afecta a unos 5.000 palestinos de 38 comunidades.

Fuente: www.lavanguardia.com