Por Juan Guaján, Resumen Latinonamericano, 6 de mayo de 2023.
Del debate interno sobre la dolarización que propone Javier Milei y la desdolarización en la que está empeñado el BRICS, agrupamiento multiestatal del que participan Brasil, Rusia, India, China y Sud África. Algunas cifras dan una idea de su importancia. Sus países miembros aportan el 23% del PBI mundial; allí habita el 42% de la población de la totalidad del planeta; abarca el 30% del territorio global y controla el 18% del comercio internacional.
Dolarizar supone que el dólar estadounidense pase a ocupar el lugar que tiene actualmente la moneda nacional, de cada país. Ese mecanismo hoy está vigente en: Ecuador, El Salvador, Panamá, Estados Federados de Micronesia, Islas Marshall, Kosovo Montenegro, Palaos y Timor Oriental.
En el orden práctico eso supone resolver algunas cuestiones centrales. Una de ellas impacta soben la vida cotidiana de todos nosotros. Se trata del hecho de transformar en dólares al conjunto de pesos de nuestra economía. Ello se debería hacer dividiendo los pesos por los dólares del Banco Central.
Como el tradicional drama de nuestra economía es la falta de dólares, el tipo de cambio se iría por las nubes; queda claro que si se tratara de hacerlo de un modo drástico recibiríamos pocos dólares por nuestros pesos y eso agravaría la situación social, porque todos perderíamos una parte de nuestra capacidad adquisitiva. Por eso, hasta el propio Milei habla de etapas y que habría que arrancar fortaleciendo el peso.
Hace más de 60 años atrás, países europeos –con Francia a la cabeza- quisieron cuestionar el peso del dólar en el comercio mundial. Ese intento fracasó, pero la idea siguió haciendo “ruido” en el mundo económico.
Ahora esa perspectiva retomó fuerza por impulso de los BRICS. Fundamentalmente de la mano de China, Rusia y ahora se suma Brasil. Es visible que esa posibilidad va tomando vuelo y comienza a quebrar la hegemonía mundial del dólar.
Ahora el conglomerado del BRICS crece en dos direcciones complementarias. Por un lado, avanza en la perspectiva de sumar más países. De hecho, hay 13 países africanos que piden pista para incorporarse, otros 5 países árabes intentan lo mismo, Irán trabaja en igual dirección y Argentina tiene planes semejantes. Esos temas se debatirán en una próxima reunión que los países del BRICS tendrán en la Ciudad del Cabo (Sud África) los días 2 y 3 de junio próximo.
Por lo pronto, los países del BRICS aspiran que sus intercambios se realicen en moneda propia y ajena al dólar.
Por otra parte, el punto de acuerdo, no es de tipo ideológico o de mera vecindad geográfica, el tema que los une es la “desdolarización”, sin que ello modifique otros intereses contradictorios que -entre ellos- pudieran existir.
Las características de los países que integran este nuevo agrupamiento garantizan un nivel de autosuficiencia económica que otras uniones monetarias no pueden exhibir.
Las planificaciones que están en marcha contemplan que el respaldo para esta nueva moneda podrían ser el oro, materias primas, otros metales y las “tierras raras”
Si bien, salvo situaciones impredecibles, esta perspectiva no supone el fin inmediato del dólar, sin embargo, esta tendencia marca un imparable debilitamiento de la moneda que es casi universal, desde fines de la Segunda Guerra Mundial.
La desdolarización es una forma de vislumbrar el fin de la globalización occidental y la aparición de dos grandes bloques económicos, con efectos geopolíticos.
La esperanza de la desdolarización es el camino inverso al proceso de nuestra dolarización que sostiene Milei, con escasos apoyos fuera de su belicosa figura.
BRASIL AYUDA A ARGENTINA Y A EMPRESAS BRASILEÑAS
Como cualquier hijo de vecino que está endeudado hasta el caracú y no tiene recursos para salir del pozo, Argentina golpea todas las ventanillas detrás de las cuales supone que puede rascar algún mango.
En esta recorrida están EEUU, China, Brasil, el FMI y los BRICS. Aquí no se analizará la situación con cada uno de ellos, pero -para complementar sobre lo que se viene reflexionando- no se puede dejar de citar el rol de Brasil y los países del BRICS.
El martes pasado, en el Palacio La Alvorada –sede del gobierno brasileño- hubo una llamativa reunión que duró 4 horas. Ella se continuaría esta semana. Asistieron las principales figuras de los gobiernos de Brasil y Argentina, incluidos sus respectivos Presidentes y los Ministros de Economía de ambos países. Debatir sobre cuestiones económicas fue el principal objetivo. A Massa le vino bien porque le permitió pegar un faltazo al acto del 1º de Mayo que los desgastados dirigentes de la CGT habían convocado y que el Ministro de Economía debía cerrar.
Hasta, la ex presidenta, Dilma Rousseff, recientemente designada al frente del Banco del BRICS, tuvo que detener sus bicicleteada diaria para contestar una llamada de Lula, que éste hizo escuchar a ambas delegaciones.
Dos fueron los grandes temas planteados: Ayudar a la Argentina para que pueda comerciar, sin que ello vacíe los escasos recursos que tiene en su Banco Central. Permitir a las 210 empresas brasileñas que negocian con la Argentina, que puedan mantener sus negocios salvando las dificultades de nuestro gobierno para reunir las divisas necesarias para sostener el actual nivel de importaciones desde el vecino país.
Para que las exportaciones brasileñas no se caigan y China ocupe su lugar, habría un par de caminos. Uno sería el apoyo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil financiando las importaciones argentinas de productos brasileños. Otra perspectiva es que el acuerdo que se está debatiendo excluya al dólar como moneda de pago para el comercio exterior entre ambos países,
Otro mecanismo sería procurar la ayuda del BRICS para que sirva de garantía a esas mismas operaciones. Para eso habría que cambiar el Artículo 7 del Banco del BRICS, que prevé ese mecanismo, pero solo para operaciones entre sus países miembros. Lula se comprometió a un viaje de su Ministro de Economía a Shanghái (China) para procurar una modificación de esa cláusula. Todo ello se debatiría en una reunión de gobernadores del mencionado Banco a realizarse el próximo 29 de mayo. En el mismo sentido Lula indicó que ese mismo Ministro hablaría con el FMI “para quitarle el cuchillo del cuello a Argentina”.
Cabe recordar que Brasil es el principal mercado para nuestras exportaciones y el segundo (detrás de China) para las importaciones de nuestro país.
La próxima reunión de los gobernadores del banco del BRICS —los ministros de Finanzas de los países miembros— está prevista para el día 29/05 y para el 30/5 Lula citó a los Presidentes sudamericanos para una reunión en Brasilia.
En las cercanías de los funcionarios argentinos había optimismo, en el sentido que estas conversaciones con Brasil fortalecerían la negociación que Sergio Massa tiene con el FMI. No son pocas las voces que aseguran que los funcionarios del FMI aflojarían las presiones sobre los próximos vencimientos, hasta se dice que el Fondo adelantaría algunos recursos para que Argentina llegue hasta las elecciones y la asunción del nuevo gobierno.
El gobierno argentino espera una resolución favorable de los EEUU. Más allá de esta expectativa, hay coincidencias en el mundo diplomático que estas resoluciones atenderán más a los problemas geopolíticos de los EEUU y su evolución respecto de China que a los papeles mojados del FMI.
Desde la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y también desde el entorno de Cristina, necesitan buenas noticias. Los datos de la realidad económica están cargados de cifras que evidencias un creciente deterioro.
El gobierno ha hecho alarde que la economía –en los últimos meses- estaba creciendo. Los datos del mes de abril no parecen confirmar esa tendencia. La proyección de las cifras anuales va cambiando de signo. Desde una estimación presupuestaria que preveía un crecimiento anual del 0,5%, las perspectivas se han invertido y varios Informes refieren una caída recesiva -para el 2023- que estaría entre el 4 y 5% anual.
La otra noticia, que pinta mal, está en los datos de la inflación de abril. Marcos Lavagna, el Director del INDEC quiso correr la fecha prevista, del viernes 12 de mayo, para el lunes 15 del mismo mes. Cuando crecieron las críticas volvió a la fecha original del 12. ¿Porque cambiar? Argumentaban que era para no incidir en la veda de las 5 provincias que votan el 14 de mayo (La Pampa, Salta, San Juan, Tierra del Fuego y Tucumán). La verdad se vincula con el temor a un descalabro electoral por el impacto de los datos de la inflación de abril. No parece probable que la pérdida de votos sea tan importante como para perder la mayoría en esas provincias, casi todas peronistas.
Tampoco es menor lo que aparece en la cuestión de las tarifas en materia de energía eléctrica y gas natural. En ambos casos se autorizaron aumentos, para satisfacer las demandas del FMI. Este incremento tarifario afectará a unos 5 millones de hogares.