Opinión

El odio a Venezuela es un golpe a la Integración Latinoamericana

El odio a Venezuela es un golpe a la Integración Latinoamericana

Los golpes arteros de Gabriel Boric de Chile y Luis Lacalle Pou de Uruguay, paradójicamente (en el caso del gobernante chileno) obedecen al neoliberalismo internacional, pues el ataque contra el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela hiere y fisura la unidad sudamericana, la cual por varias décadas aún no ha despegado; ello en gran medida por el rol que juegan los alfiles de EEUU y la UE dentro los procesos de integración regional. Por Roberto Chambi Calle
Roberto Chambi Calle
Saturday 03 de Jun.
El odio a Venezuela es un golpe a la Integración Latinoamericana

Roberto Chambi Calle[1]

Los golpes arteros de Gabriel Boric de Chile y Luis Lacalle Pou de Uruguay, paradójicamente (en el caso del gobernante chileno) obedecen al neoliberalismo internacional, pues el ataque contra el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela hiere y fisura la unidad sudamericana, la cual por varias décadas aún no ha despegado; ello en gran medida por el rol que juegan los alfiles de EEUU y la UE dentro los procesos de integración regional.

Las necesidades de la sociedad internacional han cambiado radicalmente en un escenario en donde las grandes potencias tratan de ganar terreno con el único objetivo de apropiarse de los recursos naturales, en especial del continente; petróleo, agua dulce, litio; etc. En esa línea las declaraciones “ideologizadas en extremo” como lo señaló Nicolas Maduro en el marco de la Cumbre Sudamericana en Brasilia, el martes 30 de mayo de 2023, minan la unidad Latinoamericana, pues la integración requiere borrar asimetrías significando ello hacer los esfuerzos en el marco de la tolerancia y el respeto, cuyo fin último es una comunidad Latinoamericana unida frente a la hegemonía de los “países del primer mundo”.

En ese contexto, el regreso de Venezuela a una cumbre después de 8 años es un pilar fundamental para el continente, más aún que el país caribeño tiene las mayores reservas de petróleo en el mundo; en tal sentido, si dentro de los procesos de integración se utiliza este recurso aunado al litio, y los demás energéticos que tiene la región no se tendría que estar solicitando ayuda o préstamos a Europa, Asia o EEUU. 

Aunar esfuerzos en aras de preservar los recursos energéticos cuyo fin sea el bienestar de la comunidad debe ser el derrotero continental, en tal sentido deben superarse las actitudes y acciones serviciales y entreguistas de los recursos con las potencias mundiales, porque ya estamos en un mundo multipolar injusto, ya que las acciones directas golpes de estado e intervenciones armadas ahora se han mutado a híbridas como la proxi war  en Ucrania y Taiwán.

La República Bolivariana de Venezuela desde la colonización ha sufrido los embates a su soberanía, así por ejemplo durante la monarquía de los reyes católicos su territorio ha sido cercenado. Hoy en pleno siglo XXI continúa recibiendo garrotazos, no solo a su soberanía sino a sus recursos económicos; pues la Reina de la Corona Británica Isabel II “robó” 31 toneladas de su oro (mil millones de dólares), así como reconoció a una de sus marionetas como fue Juan Guiadó, el mismo que terminó su “gobierno interino” autoproclamado el 2022, no obstante de ello, hoy el actual monarca inglés Carlos III se niega a devolver las reservas de oro “robado” al pueblo venezolano.

No solo el abuso de la Corona inglesa se cierne sobre Caracas, sino también el imperio estadounidense, quien se ha apropiado de una de las mayores empresas petroleras del país. Citgo con sede en EE.UU., una empresa poderosa, con más de 10.000 estaciones de gasolina y que está estimada en más de 13.000 millones de dólares y que según Maduro genera mil millones de dólares al año; un patrimonio que es de los venezolanos, ahora en las garras de Washington.

Hipócritamente el alineamiento del gobernante chileno a la política estadounidense dice mucho de su respeto a los derechos humanos, quién apoya y elogia por ejemplo la detención de Vladimir Putin por parte de la Corte Penal Internacional, pero no dice nada respecto a Joe Biden y sus acciones criminales en el mundo; ¿Acaso el presidente estadounidense es un santo?

En el plano regional (dentro el marco de los DDHH y el Derecho Internacional Humanitario) su gobierno desplegó militares en las fronteras de Bolivia y Perú, en donde su ejército violentó a civiles; mujeres, niños, adolescentes, embarazadas y con enfermedades crónicas, no recibiendo por parte del gobierno chileno la protección ni el derecho al asilo, tal cual mandan los tratados internacionales que firmó.

Pero no solo ello, sino que, siguiendo la política de Piñera y Bachelet, aún no ha limpiado los campos con minas antipersonales en la frontera con Bolivia. El gobierno chileno manifestó que el desminado había terminado, cuando paradójicamente las cifras presentadas en el año de 1997 eran de 196.700 minas antipersonales, siendo que en su informe final dijeron que quitaron 179.815, cifra que dista con el informe presentado en 1997; al presente no existe ningún reporte internacional de NN.UU, respecto al informe final de Chile. 

Cuando Boric dice que “meter debajo de la alfombra o hacer la vista gorda sobre temas que para nosotros son de principios importantes” refiriéndose a los derechos humanos en Venezuela, es una actitud cínica y descarada, cuando su gobierno no respeta la Convención de Otawa sobre la prohibición de minas antipersonales ni los derechos humanos de los migrantes en su frontera.

La hermandad y la unidad latinoamericana ha sido un largo proceso que aún continúa, por ende los procesos de integración siempre han tenido opositores como Boric o Lacalle, este último en vez de tirar piedras al proceso integrador criticando duramente a Maduro debería ocuparse en solucionar la pobreza de los niños menores de 6 años que según el INE de su país se incrementó del 18,6% a 19,7%, así como la pobreza en general se ubica en 9,9%, 1,1% más que en el año 2019, o solucionar el hacinamiento y la insalubridad en las cárceles; 120% más allá de su capacidad, la mayor tasa de encarcelamiento per cápita de América del Sur (411 por 100 mil habitantes) en donde se registraron 42 muertes bajo custodia de acuerdo a fuentes del Comisionado Parlamentario Uruguayo de 2022.

Por otro lado, Lacalle Pou al igual que Boric critica los DDHH en Venezuela; pero no dice nada respecto a la violación a la libertad de expresión que según amnistía internacional descendió 26 puestos en el ranking de Reporteros sin Fronteras pasando del puesto 18 al 44 de la lista de países, pues según el informe de 2022 durante el año 2021 se registraron 51 casos de amenazas a periodistas.

Tal cual lo hemos venido manifestando, la integración requiere un sin fin de esfuerzos y empatía con respecto a la  hermandad latinoamericana, ya que ser criticón y no crítico es un perjuicio que ralentiza la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en tal sentido la integración debe superar las posturas intolerantes y serviciales para encontrar las fortalezas e identidad de los latinos con miras al progreso soberano lejos de los condicionamientos políticos, económicos y financieros de las potencias, en especial de aquellas que obligan y yuxtaponen la soberanía de los pueblos como lo hace EEUU; pues la Patria Grande debe buscar consolidarse en un bloque que actúe con dignidad para así construir un mundo multipolar más justo y humano de cara al nuevo orden mundial.

Por Roberto Chambi Calle

[1] Jurista y analista en RRII, miembro del CEGICI.

 


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