Decenas de países asistieron ese martes a una reunión urgente del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU) en Ginebra (Suiza) convocada por Pakistán, en nombre de los países musulmanes en la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) de 57 naciones, tras la reciente quema del Corán, libro sagrado de los musulmanes, en Suecia, autorizada por los funcionarios suecos.
A través de mensajes en vídeo, los cancilleres de los países musulmanes, incluidos Irán, Arabia Saudí, Pakistán, Jordania, Egipto, Catar e Indonesia denunciaron los reiterados actos de profanación al Corán en Suecia y exigieron el establecimiento de leyes apropiadas para evitar que tales actos se repitan en el futuro.
Los representantes de los países musulmanes al expresar que el Islam es una religión de paz, recalcaron que insultar a los libros sagrados provoca odio, discriminación y hostilidad y consideraron que lo sucedido el 28 de junio frente a la mayor mezquita de Estocolmo (Suecia) fue “símbolo” de islamofobia.
Condenaron que tales actos se producen con el visto bueno de los gobiernos y gozando de “impunidad”, por tanto, exigieron a los países occidentales que “dejen de abusar de la libertad de expresión”.
En nombre de los países africanos, Costa de Marfil subrayó que los fundamentos de la Unión Africana se oponen a toda forma de odio religioso y a la profanación de las escrituras religiosas.
Durante la cita, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, aseveró que la profanación del libro sagrado de los musulmanes e incidentes similares, más que un acto espontáneo, “parecen haber sido fabricados para expresar desprecio y provocar la ira, dividir a las personas y convertir las diferencias en odio y violencia”.
Por su parte, la relatora de la ONU sobre libertad de religión y creencia, Nazila Ghanea, denunció que la quema del Corán fue un acto orquestado con el fin de “utilizar la religión y la fe como instrumentos para promover el odio”.
Un proyecto de resolución sobre “Luchar contra el odio religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia” presentado al CDHNU, condena y rechaza enérgicamente “los recientes actos públicos y premeditados de profanación del sagrado Corán” y los insultos a otras religiones y pide un proceso para que “los responsables” rindan cuentas.
Los países de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y el Reino Unido, aunque condenaron profanación al Corán, se resignaron a votar. Es más, tanto Londres como Washington aseguran que votarían en contra del proyecto de resolución.
La próxima sesión del Consejo se celebra este miércoles, en la que el proyecto de resolución sobre el odio religioso se someterá a una votación general.