Los manifestantes, de diferentes etnias, se reunieron el sábado por la tarde en la calle principal de La Haya, precisamente frente a la embajada sueca, mientras tenían en las manos ejemplares del Corán, para expresar al unísono su furia por la reiterada blasfemia contra el libro sagrado del Islam en los países nórdicos.
Manifestaron sus duras condenas a los gobiernos sueco y danés, con carteles en los que se leía: “Yo amo al Corán” y “El Corán nos da luz para guiarnos, el fuego no puede quemar el Sol”, además al final de su manifestación en la ciudad occidental de Países Bajos, pidieron al Gobierno holandés que ofrezca un proyecto de ley que refuerce la protección de las santidades de las religiones.
En los últimos meses, se han producido varios actos de sacrilegio contra el Sagrado Corán en Suecia y Dinamarca, a pesar de que los dos países han dicho que están explorando formas de limitar legalmente tales acciones para reducir las crecientes tensiones con los países musulmanes.
En el último episodio de enésimas profanaciones de las santidades islámicas en Europa, un blasfemo en serie quemó una copia del libro sagrado musulmán frente a la embajada iraní en Estocolmo, capital de Suecia. En reacción, la policía sueca en vez de detener al infractor, arrestó a una mujer que intentaba detener al perpetrador del acto blasfemo.
La inacción de las autoridades europeas les ha hervido la sangre a las naciones musulmanes, pues en todos los casos las blasfemias se han realizado con la autorización de los gobiernos y bajo la mirada cómplice de los policías. Por ello la indignación recobró fuerza entre los musulmanes y han pedido una respuesta coordinada, que incluya el boicot de los productos suecos y la expulsión de sus embajadores de los países musulmanes.