Las más de 600 personas que habían encontrado refugio en el complejo parroquial se sentían protegidas. Hasta el pasado sábado cuando, hacia el mediodía, un francotirador del Ejército israelí mató a dos mujeres en el interior del recinto. Otras siete personas resultaron heridas de bala.
“El sábado fue un día muy duro porque los francotiradores estaban en un edificio detrás de nosotros y mataron a las dos ante nuestros ojos”, cuenta a ElDiario.es sor Nabila Saleh, desde el interior de la iglesia, en un momento en el que consigue mandar unos mensajes de voz por WhatsApp, tras intentar sin éxito reanudar la conexión de una llamada telefónica.
Las dos mujeres se llamaban Nahida y Samar, y eran madre e hija. “Estamos todos en los locales de la Iglesia, en el salón parroquial y en la escuela que está también en el complejo. Los baños están fuera. El sábado Nahida salió para ir al servicio y le dispararon. Gritamos que no saliera pero Samar pensó que su madre se había caído, salió hacia ella y le dispararon en la cabeza", dijo Nabila.
Horas antes, un tanque israelí había lanzado tres proyectiles que habían impactado contra el convento de las Hermanas de la Madre Teresa (Misioneras de la Caridad), también parte del complejo parroquial y donde había 54 personas discapacitadas y necesitadas de cuidados. Como resultado del ataque, el generador del edificio, la única fuente de electricidad del complejo, y las reservas de combustible quedaron destruidos. El Patriarcado informó que también fueron dañados los paneles solares y las cisternas de agua, indispensables para la supervivencia de la comunidad.
"Hay en este momento 635 personas aquí encerradas desde hace más de 70 días. Vivimos en una situación difícil porque los tanques del ejército rodean la iglesia. No tenemos electricidad, no tenemos combustible para los generadores y no tenemos agua. No tenemos suficiente comida y no sabemos cuánto durará esta maldita guerra. Las personas discapacitadas que estaban en la residencia del convento están ahora todas en la entrada, en dos habitaciones pequeñas. Desde el sábado nos han dicho además que solo podemos movernos fuera hasta las cuatro de la tarde”, relata la religiosa egipcia, de 45 años.", relata Nabila A eldiario.es
A los gobiernos del mundo sor Nabila pide “que trabajen por la justicia y los derechos humanos por el bien de todos y no solo de un país o por su propio bien. Hablan de derechos humanos pero en esta maldita guerra los derechos humanos no los hemos visto”. Luego los mensajes empiezan a llegar más despacio: “Ahora están bombardeando y tenemos miedo. No podemos movernos”.