Por Ismael Jalil

"¿Existe el derecho al genocidio?"

"¿Existe el derecho al genocidio?"

“El Apartheid es un crimen contra la humanidad. Israel ha privado a millones de palestinos de su libertad y de sus propiedades. Ha perpetuado un gran sistema de discriminación y desigualdad. Ha encarcelado y torturado sistemáticamente a miles de palestinos, en contra de las leyes internacionales. Ha emprendido una guerra contra la población civil y en particular, contra los niños”.
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Thursday 01 de Feb.
"¿Existe el derecho al genocidio?"

Esto es un pasaje de la carta con la que Nelson Mandela le respondía a un operador sionista del NY Times. Era el 2001, cuando la segunda Intifada mostraba al mundo la enorme dignidad del Pueblo Palestino ejerciendo su inalienable derecho de defensa.

No es novedoso ni puede sorprender a nadie lo que hizo Sudáfrica en diciembre pasado con su denuncia ante la CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA (CIJ) en contra del estado sionista de “Israel” por los crímenes de lesa humanidad constitutivos de genocidio sobre la población civil indefensa de Palestina.

En su minuciosa, rigurosa, fundada y probada denuncia, el país africano demuestra cómo el estado sionista de “Israel” ha violado la Convención Internacional contra el Genocidio del año 1948, precisamente elaborada para evitar la reiteración de la abominable tarea desplegada por el nazismo (HOLOCAUSTO).

Resume en su presentación que los crímenes de “Israel” no sólo se prueban con la multiplicidad de material fílmico (que simultáneamente aporta), además, con el resumen sobre diversas declaraciones de autoridades gubernamentales israelíes que incitan al exterminio de todo un pueblo, excitan el supremacismo sionista (ministros y figurones sionistas han llamado “animales humanos” a los palestinos) y hasta proponen hacerlo con el uso de bombas nucleares sobre la Franja de Gaza. 

A propósito, conviene remarcar que en los 100 días desde la mal llamada “guerra” contra Hamás, “Israel” ha descargado sobre los palestinos 100 mil toneladas de explosivos (el equivalente a 6 bombas atómicas como las arrojadas en Nagasaki e Hiroshima) a razón de 1000 bombas diarias. Un dato que dificulta creerle a los criminales asociados como EEUU, la Unión Europea y los gobiernos monigotes (como el argentino del impresentable Javier Milei) que el victimario está ejerciendo su derecho a la defensa.

Asimilando a lo ocurrido durante el nazismo, hay hasta quien ha propuesto imitar la completa desaparición palestina con el método “Dresde”, la ciudad destruía e ícono y paradigma de los horrores de las guerras. Aún hoy, la Real Fuerza Aérea británica y la Fuerza Aérea yanqui (USAFF), se mantienen en completa impunidad.

Lo que está haciendo “Israel” es impulsar una nueva y definitiva Nakba (el doloroso éxodo palestino) mediante un ataque indiscriminado que asume la condición de la mayor agresión registrada en el mundo en lo que va del siglo 21.

La Convención contra el Genocidio define claramente la cuestión al sostener que ese crimen de lesa humanidad se configura con “la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.

II.- Se sostiene que el derecho sigue a los hechos. Probablemente como en ningún otro caso el derecho internacional acredite como ningún otro esta máxima.

La CIJ, forma parte de la ONU. Es uno de sus organismos destinados a juzgar la responsabilidad de los estados parte. Su competencia en razón de la materia y su jurisdiccionalidad no están en duda. El propio “Israel” admitió eso al presentarse para pedir el rechazo de la denuncia sudafricana. Lo hizo a diferencia de lo que ocurre con las denuncias que tiene en el 2021 ante la CORTE PENAL INTERNACIONAL (CPI) a la que no reconoce*.

Las sentencias de la CIJ son vinculantes e inapelables. Pero el estado agresor sionista de “Israel” no se presenta ante ella porque es respetuoso del orden jurídico internacional. Lo hace porque cuenta con un cómplice, coautor y copartícipe de sus crímenes que ostenta el derecho a veto en el Consejo de

Seguridad de ese mismo organismo, los EEUU, que a la postre es el organismo que tiene que ejecutar las resoluciones de la CJI. Es decir, a modo de círculo vicioso, las sentencias son todo lo vinculante e inapelables que queramos, pero nada garantiza su efectivo cumplimiento.

En apariencia (o no tanto) la acción promovida por Sudáfrica que eventualmente derive en una condena se torna de cumplimiento imposible por la obstrucción que significa aquel veto.

Ya lo anticipó el criminal “neonazi” al frente del estado sionista de “Israel” Benjamín Netanyahu: “Nadie nos detendrá, ni la Corte de La Haya” (declaraciones del 14 de Enero próximo pasado).

Ahora bien. La resolución que ayer dictó la CIJ , no trata la cuestión de fondo (declarar que “Israel” está cometiendo genocidio) sino que versa sobre medidas cautelares que formuló Sudáfrica en su presentación.

Consta de tres partes:

1) ordena a “Israel” permitir la ayuda humanitaria a Gaza. Esto constituye una gran derrota simbólica para el sionismo. Negar ayuda humanitaria es otra manera de matar, de destruir física y moralmente a una población, claramente una modalidad genocida.

2) ordena al sionismo israelí a evitar la comisión y/o la promoción de actos considerados genocidas. Esta es la más inconsistente parte resolutiva, ya que le ordena a Israel que evite promover lo que viene realizando.

3) la resolución omite toda consideración al Cese al Fuego. Incomprensible omisión sólo desde una mirada ingenua. El Alto el Fuego es “la” medida imprescindible para evitar las consecuencias del genocidio. Lo expresó con su acostumbrada claridad el gobierno cubano: “la acusación debe ser atendida como un llamado urgente a detener los horribles crímenes internacionales de genocidio, lesa humanidad y apartheid que comete el estado sionista de Israel”. Alguien afirmó correctamente que la decisión de un alto el fuego debe responder al siguiente interrogante: ¿existe la posibilidad de daño irreversible?. Ayer, mientras se leía la resolución, 123 civiles palestinos pasaban a integrar la lista de los 26 mil mártires asesinados por el sionismo. “Quien aspira a parecer renuncia a ser” decía Ingenieros sobre la dignidad en El Hombre Mediocre.

III.- Que la ausencia de racionalidad instrumental no impida ver la presencia de una racionalidad simbólica importante. Hay un antes y un después de esta instancia. El sionismo al frente del gobierno de “Israel” debe responder a acusaciones sobre genocidio, masacres y operaciones de aniquilamientos cuya primera versión fueron nada menos que los Juicios de Nuremberg.

Paradojas si las hay.

La resolución obliga al estado sionista a reportar en un mes el cumplimiento de las mandas que de ella se derivan.

La otrora naturalización del relato sionista que apropiándoseindebidamente del sufrimiento judío en la Shoá, se escudaba en la

condición de víctima, acaba de recibir un severo golpe. No es el sionismo víctima sino victimario y está sentado en el banquillo de los acusados por los abominables crímenes que se cometieron antes contra los judíos (pueblo hermano en Sem de los árabes y diversos musulmanes). Es el sionismo quien relativiza la tragedia del Holocausto al querer asimilarse al judaísmo y por tanto al semitismo. El sionismo es el acusado, y sus víctimas claramente identificadas como palestinas. 

El sionismo es el acusado y no sólo por Sudáfrica, además -y en nuestra región- por Brasil, Venezuela, Colombia, Bolivia entre otros institucionalmente y por millones de seres humanos que en el mundo respaldamos la acusación. Resaltan entre ellos los judíos por Palestina, los que levantan la consigna “No en nuestro Nombre”, los religiosos que le niegan al sionismo expresamente que la acusación les permita invocar el antisemitismo en el que cobardemente se escudan y con los que persiguen a todo aquel que levante la voz contra sus crímenes.

La carta de Mandela al operador sionista concluía así: “No seré indulgente. Si quiere la paz, le apoyaré. Si quiere el apartheid, no le apoyaremos. Si quiere defender la discriminación racial y la limpieza étnica, nosotros nos opondremos. Cuando lo piense llámeme”

IV.- Notas no tan al margen:

Fieles discípulos de los asesinos de allá, hace pocos días aquí en la Argentina el vicepresidente de la DAIA (entidad pro-sionista brazo ideológico del régimen criminal de Netanyahu en nuestro país) dijo muy suelto “No hay civiles inocentes en Gaza, tal vez sólo los menores de 4 años”. Sergio Pikholtz se llama el energúmeno.

Ayer, le preguntaron a uno de esos “niños no inocentes” que le parecía la resolución. El pibito, que seguramente ignora quienes son los cómplices argentinos de esos crímenes dijo algo categórico y contundente: “Mientras escuchábamos a los jueces leyéndola, las bombas seguían cayendo sobre nosotros en Gaza”.

La dimensión humana es lo que hay que privilegiar. El sufrimiento de ese “niño no inocente” que marca a toda una generación, sin embargo, no es novedoso.

Son 16 años de bloqueo, 56 de ocupación y 75 de apartheid que largamente autorizan su “culpabilidad”.

Ya nada será igual.

Ismael Jalil, Mendoza, enero 27 de 2024

 

Fuente: aayllu


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