Las obras de la Maqsura, que hace más de 100 años no se restaura, han arrancado este miércoles 31 de enero con un importante acto que forma parte del 40 aniversario de la declaración del monumento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La Maqsura de la Mezquita-Catedral es una "obra extraordinaria" del año 961-965 y ahora se está sometiendo a una de las intervenciones más profundas de los últimos años. Los trabajos han comenzado por impermeabilizar y asegurar las estructuras y se hará en tres fases. Las dos primeras, ya efectuadas, las conforman los estudios previos y la redacción del proyecto. La tercera supone la ejecución de la restauración.
Sobre el papel, la intervención tiene un plazo de ejecución de tres años, pero existe la posibilidad de que se alarguen en el tiempo, porque en este tipo de intervenciones suelen aparecer hitos históricos que obligan al equipo de restauradores y arqueólogos a replantearse el trabajo. El Cabildo destinará 3.780.000 euros, que también podrían ser más.
El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) hizo unos estudios de humedad y temperatura. Los resultados se compartieron en unas jornadas con arquitectos, arqueólogos e historiadores que dieron su visión y se descubrió que las humedades son antrópicas, es decir, consecuencia de la respiración humana.
Ante la aparición de síntomas de deterioro, el Cabildo ha decidido someter la estructura a estudio, del que surgió la redacción del proyecto y ahora arranca su ejecución. Es una pieza importante del monumento, destacan los especialistas, por lo que exige las mayores garantías científicas. Aún así, el arquitecto responsable ha explicado que "no vamos a aportar materiales ni técnicas nuevas", sino que todo se va a mantener "de acuerdo a la tradición". Los avances científicos de los que disponen los especialistas lo que van a permitir es poder analizar los yesos, las cales, los morteros y las piedras "para utilizarlos exactamente iguales", ha indicado Gabriel Ruiz, que ha agregado que "lo hacemos por un sentido del rigor histórico y para evitar el riesgo de rechazos, como ocurre con el cuerpo humano".
La obra se va a extender a las habitaciones que están detrás de las cúpulas: por un lado, el sabat (era un acceso privado, un puente, que permitía al califa de Córdoba dirigirse al mihrab de la Mezquita desde el alcázar) y, por otro, el tesoro. Precisamente en ellas, los arqueólogos han hallado unos sistemas de ventilación e iluminación que "eran importantísimos porque iluminaban el recinto con luz natural que venía desde la fachada y, además, se ventilaba el conjunto", informa el Día de Córdoba.