El estrés es un estado de tensión mental resultante de circunstancias adversas y exigentes que afectan el cuerpo o la mente y provocan agitación y desorden en el individuo.
El Islam nos ha proporcionado muchas formas efectivas de prevenir y tratar el estrés.
En el pasado, el estrés sólo significaba presión sobre el cuerpo, pero poco a poco pasó a significar cualquier tensión física o mental. Finalmente, en el siglo XX se utilizaba para referirse a presión nerviosa y ahora se refiere de alguna manera a todo tipo de presión que uno experimenta en la vida.
El estrés no siempre es perjudicial porque hasta cierto punto es necesario para realizar adecuadamente las actividades de la vida.
Los científicos consideran dos tipos de estrés: bueno y malo. El buen estrés produce resultados positivos, como estimulación y creatividad personal. Enamorarse, casarse y tener un hijo provocan estrés positivo y ayudan a aumentar la fuerza de voluntad y la tenacidad para alcanzar una meta. Pero el estrés severo ocurre cuando sientes que no tienes control sobre la situación que lo causa.
En el Sagrado Corán palabras como "khauf" se refieren al concepto de estrés. Khauf es un tipo de miedo que te inquieta.
¿Cómo puedes lidiar con el estrés severo? El Islam nos ha ofrecido buenas formas y soluciones para prevenir y curar el estrés.
La solución más importante introducida por el Corán para hacer frente a las presiones psicológicas es tener fe en Dios. La fe en Dios cura tanto el estrés (khauf) como la melancolía (huzn).
Dios dice en el versículo 112 de la Sura Al-Baqarah: "Sin embargo, quien acepte el Islam sometiéndose a Dios y haciendo el bien, tendrá su recompensa ante Dios. Esas personas no tendrán nada que temer ni de qué quejarse".
Según los comentaristas del Corán, khauf es el miedo al futuro mientras que huzn es el dolor del pasado.
La fe en Dios trae serenidad y calma a la mente tanto con respecto al pasado, porque uno comprende que Dios perdonará y corregirá los errores del pasado, como con respecto al futuro, cuando uno adquiere la conciencia de que todos los acontecimientos futuros están en el poder de Dios y que pase lo que pase, siempre y cuando sigamos el camino indicado por Dios, será lo mejor para nosotros.