Los efectos positivos del ayuno no se limitan sólo a los beneficios para la salud. El ayuno también promueve el crecimiento personal y el bienestar social.
Uno de los beneficios del ayuno es afinar el alma, fortalecer la voluntad y modificar positivamente los instintos.
Una persona que decide ayunar, aunque tenga hambre y sed, debe abstenerse de comer, beber y de tener deseos sexuales para demostrar con hechos que puede controlar sus deseos y concupiscencias. Esto conduce a un fortalecimiento de la fuerza de voluntad de la persona, sin llevar por ello a la soberbia y la soberbia, sino que favorece una fuerza interior acompañada de modestia.
El ayuno también es importante desde el punto de vista social. El ayuno enseña a los musulmanes la lección de la igualdad. Según un hadiz, el ayuno se hizo obligatorio para establecer la igualdad entre pobres y ricos, porque una persona rica que pasa hambre tendrá más probabilidades que antes de tomar en consideración los derechos de los pobres. Dios quiere fortalecer la musawat (igualdad) entre Sus siervos, por eso hace que los ricos prueben el hambre y la sed durante un período determinado para que tengan misericordia de los necesitados y débiles.
El ayuno también es bueno para el organismo. Tanto la medicina moderna como la tradicional han demostrado los efectos milagrosos del ayuno en el tratamiento de diversas enfermedades.
Como sabemos, la causa de muchas enfermedades es el consumo excesivo de diversos alimentos, y la mejor forma de combatir estas enfermedades es el ayuno. El ayuno quema el exceso de sustancias que no han sido absorbidas por las células y limpia el organismo.
En un famoso hadiz, el profeta Muhammad (que Dios lo bendiga a él y a su familia) afirma: “Ayuna para que estés sano”. El Santo Profeta (PBD) también ha narrado que “el estómago es el hogar de muchas enfermedades y la abstinencia es la cura para ellas”.