En el contexto
El momento elegido por los tres beneficiarios de la invasión de ISIS -Turquía, Israel y EEUU- no ha sido casual:
-Aquí, EEUU está llevando una extraña táctica para ocupar nuevos territorios: ISIS persigue a las Fuerzas Democráticas Sirias, dirigidas por los kurdos (ambos utilizados y armados por EEUU), para empujar a éstas a refugiarse en las localidades controladas por el Gobierno, al este del río Éufrates, para más adelante izar la bandera de barras y estrellas.
-Recuerden el timo de la guerra humanitario contra Yugoslavia: se quedó con Kosovo como la parte del botín, para convertirlo en su base más grande del mundo fuera de EEUU, y poder controlar Europa. En Siria pudo establecer instalaciones militares, por primera vez en la historia, haciendo de bombero pirómano:
Acto 1: Obama, mientras enviaba a sus tropas a Asia Pacífico, rodeando a China, a Siria envió a decenas de miles de contratistas-yihadistas: hay 23 verdades incómodas al respecto.
Acto 2: Ordenó a los medios de comunicación afines emitir la barbarie de ISIS (decapitaciones, convertir a miles de mujeres en esclavas sexuales, etc.), dirigiendo la opinión pública hacia el siguiente paso, mientras ocultaban las imágenes de su devastadora guerra contra Yemen, que provocó la mayor crisis humanitaria del planeta.
Acto 3: ¡Hay que ir a salvar a los sirios!, proclamó. Esta misma táctica ya fue aplicada en Afganistán: EEUU patrocinó en 1978 a los yihadistas sunnitas para derrocar al Estado socialista afgano y provocar tensiones en las fronteras de la Unión Soviética, y después de conseguirlo ocupó el país más estratégico del mundo, “salvando a las mujeres del burka”. Luego, en 2021 devolvió a los talibanes al poder (lo revelamos dos años antes), y ahora cuenta con al menos cinco bases militares vigilando a China, Rusia, India e Irán.
Cabe señalar que hoy en el Beluchistán de Irán opera Ansar al-Furqan, el hermano gemelo de ISIS, con el proyecto de sirización de Irán en la mano.
Los objetivos del Sultán turco de lanzar un ramo de olivo a Damasco eran:
a) Sellar un pacto para desmantelar la “autonomía” kurda levantada bajo el auspicio de EEUU.
b) Repatriar a cerca de 5 millones de refugiados sirios.
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c) Liberarse de los costos de decenas de miles de mercenarios, losa que pesa sobre la débil economía turca, soltándoles en Siria.
De modo que decidió conseguirlo por las malas, y además reactivar sus propósitos estratégicos, atrayendo el respaldo de EEUU, el régimen israelí y los jeques árabes del Golfo.
a) Desalojar a los chiítas de Irán de un territorio perteneciente al imperio otomano, derrocando a Assad. Lo intentó en 2015 desatando la “Crisis de refugiados”. Barack Obama, que había prometido acabar con el presidente sirio, decidió retractarse, por dos motivos principales: 1) No encontrar una alternativa a Assad, un “enemigo leal” capaz de mantener la paz en la frontera de Palestina ocupada, y 2) Se presentó la oportunidad de firmar el acuerdo nuclear con Irán, y no iba a echarlo a perder asustándoles, matando a un mandatario ya despojado del poder. Iba a borrar a Siria del mapa con otra táctica: en enero de 2011, trasladó a Robert Ford de ser embajador en Bagdad a Damasco (¡y luego a Egipto, para abortar la Primavera de Tahrir!), fecha en que empezaron los atentados y la guerra en el suelo sirio. Ford, junto a John Negroponte en Irak (el jefe de los escuadrones de la muerte en Centroamérica), son los creadores de los escuadrones chiitas y sunnitas en Irak.
El arco de las crisis: Siria, Georgia y Corea del Sur
b) Ocupar parte de la región kurda de Irak y de Siria, empapadas de petróleo y gas.
c) A corto plazo, utilizar sus logros militares en Siria como herramienta para la negociación diplomática.
-Seguir destruyendo a Siria, que es sinónimo de golpear aun más a Irán, su objetivo final, aunque no significa derrocar o asesinar a al Assad (hasta que decida que “ha llegado su hora”), la misma política respecto a Irán. Trump no hará el “change regime” en Irán, sólo quiere debilitara Irán, adelantó Brian Hook, responsable de la transición del poder al gobierno de Trump. Aunque existe la preocupación en Tel Aviv por si el régimen sirio colapse.
Los organizadores del ataque son conscientes de un dato: que al contrario del conflicto libanés entre Israel y Hezbolá, en el que Francia (con importantes intereses en el País de los Cedros, a través de Hezbolá y la TCHI) medió activamente para imponer un alto el fuego, en Siria todas las partes -salvo Assad y Putin- planean ampliar el conflicto.
a) el llamado “Eje de resistencia” ha desaparecido, si algún día existió, y no sólo por ser una frágil alianza de derecha reaccionaria religiosa-antisocialista, que tras la colaboración de Hamas con los jeques del Golfo Pérsico para derrocar a Assad se desmoronó en 2011, sino también porque carecía de una visión objetiva de la realidad: separaba a Israel de las potencias que le apoyan a muerte: Toda la OTAN, más Rusia y China, aunque al país judío le es más que suficiente el respaldo incondicional de un único país (por 14 motivos):la primera potencia militar del mundo, EEUU.
b) El presidente sirio, que no es ningún suicida (¡no los son ni los ayatolás!), ha recogido el mensaje de los “asesinatos selectivos” de los líderes de Hamas y Hezbolá. Negociará las nuevas condiciones de los agresores, para mantener la integridad de lo que queda de Siria. El año pasado fue readmitido en la Liga Árabe, con el permiso de EEUU, para alejarle de Irán.
c) No le será fácil a Assad deshacerse de los GRI. Sus enormes inversiones en la economía siria, y no destinada precisamente a construir fábricas o produciendo trigo para los sirios, sino en el gigantesco negocio religioso, en torno al templo de Zaynab, la nieta de Mahoma, ahora convertido en un enorme complejo turístico -para cuya defensa Irán ha creado el batallón “Defensores de los lugares sagrados” (Modafean-e haram), además de decenas de mezquitas, tiendas de souvenirs, etc.
Fuente: Tramas