La resolución se sometió a votación el miércoles y pide un alto el fuego inmediato, incondicional y permanente en la Franja de Gaza.
El veto estadounidense se enfrentó a los votos afirmativos de todos los demás miembros del Consejo, es decir, 14 países.
La resolución, copatrocinada por 10 miembros electos del Consejo, buscaba poner fin “de manera inmediata y permanente” a la guerra que hasta ahora se ha cobrado las vidas de al menos 54.510 palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
También pidió el restablecimiento del acceso humanitario y de los servicios esenciales en todo el territorio devastado, que simultáneamente ha estado sometido a un asedio israelí casi total.
De haberse adoptado, el proyecto también habría apoyado los esfuerzos diplomáticos en curso encaminados a posibilitar un marco de alto el fuego gradual, incluida la retirada de las fuerzas israelíes y el inicio de la reconstrucción.
El movimiento de resistencia Hamás de Gaza habría cooperado debidamente con un marco anterior. Sin embargo, este marco se derrumbó tras la reanudación del genocidio por parte del régimen israelí. Posteriormente, debido al incumplimiento de Tel Aviv de las gestiones diplomáticas, no se implementó ninguna nueva estructura.
Hablando antes de la votación del miércoles, la embajadora interina de Estados Unidos ante la ONU, Dorothy Shea, calificó la resolución de “inaceptable”, atacando tanto su contenido como el proceso a través del cual había sido presentada.
“Estados Unidos ha sido claro: no apoyaremos ninguna medida que no condene a Hamás ni pida a Hamás que se desarme y abandone Gaza”, afirmó.
El diplomático reiteró la etiqueta de "terrorista" que Washington aplica al movimiento de resistencia palestino que ha enfrentado durante décadas la interminable agresión letal del régimen israelí, que invariablemente ha recibido un apoyo político y militar estadounidense incondicional.
La diplomática afirmó además que Hamás había rechazado varias propuestas recientes de alto el fuego, incluida una que, dijo, habría llevado a la liberación de los cautivos israelíes, que permanecían en Gaza, así como al fin de la guerra.
Sin embargo, la afirmación, previamente verbalizada por el enviado regional de Estados Unidos, Steve Witkoff, contradecía directamente el tratamiento real que el movimiento dio a la propuesta.
Shea reiteró además la insistencia de Washington en la retirada de Hamás de Gaza, citando al Secretario de Estado Marco Rubio, quien dijo: “Si una brasa sobrevive, volverá a encenderse y se convertirá en un incendio”.
La votación se produjo mientras la situación humanitaria en Gaza seguía deteriorándose a un ritmo exponencial.
Las agencias de la ONU han advertido sobre una hambruna inminente, el colapso casi total de la atención médica y el desplazamiento de la gran mayoría de la población del territorio.
“El mundo observa, día tras día, escenas horrorosas de palestinos que reciben disparos, son heridos o asesinados en Gaza mientras simplemente intentan comer”, afirmó Tom Fletcher, Coordinador del Socorro de Emergencia de la ONU.
Se refería a un llamado nuevo “sistema de distribución de ayuda” liderado por Estados Unidos y el régimen israelí, que pasa por alto a las agencias humanitarias establecidas.
El mecanismo ha sido criticado por no haber logrado llegar a muchos necesitados, y ha provocado que fuerzas israelíes disparen fatalmente a palestinos que se apresuran a recoger paquetes de ayuda.
La reacción de Hamás
Tras la votación, Hamás emitió una enérgica condena de la decisión estadounidense, calificándola de indicación del favoritismo incondicional de Estados Unidos hacia el régimen en todas las ocasiones.
El veto estadounidense, añadió el movimiento, dio luz verde a los continuos ataques israelíes contra civiles.
“El veto estadounidense encarna el sesgo ciego de la administración estadounidense hacia el gobierno de ocupación fascista y su apoyo a sus crímenes contra la humanidad cometidos en la Franja de Gaza”, dijo el grupo en un comunicado.
Denunció a Estados Unidos por desafiar la voluntad de la comunidad internacional, ignorar el derecho internacional y permitir una guerra genocida librada por las fuerzas israelíes bajo el mando del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien enfrenta una orden de arresto de la Corte Penal Internacional.
El movimiento criticó además a Estados Unidos por difundir información errónea y negar a los palestinos su derecho a la autodeterminación.
Mientras tanto, Hamás cuestionó la credibilidad de las instituciones internacionales que no lograron detener la guerra ni garantizar el acceso a alimentos y ayuda después de casi dos años de genocidio.
“El fracaso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a la hora de detener la guerra de genocidio que lleva veinte meses en curso… plantea cuestiones fundamentales sobre el papel de las instituciones de la comunidad internacional y la eficacia de las leyes internacionales”, afirma la declaración.
Un patrón de vetos
El veto del miércoles marcó la sexta vez que Estados Unidos bloqueó una resolución de alto el fuego relacionada con Gaza desde que el régimen lanzó la guerra en octubre de 2023.
Estados Unidos ha estado tratando de justificar sus acciones respecto de dichas resoluciones afirmando que no lograron responsabilizar a Hamas ni proteger adecuadamente los “intereses de seguridad” del régimen israelí.
En una acción similar, el 20 de noviembre de 2024, Estados Unidos vetó una resolución que pedía un alto el fuego inmediato e incondicional, argumentando que la propuesta no garantizaba la liberación de los cautivos israelíes.