La líder ultraderechista venezolana María Corina Machado sostuvo en Oslo un discurso donde celebró la presión de Estados Unidos sobre su país y presentó las operaciones militares de Washington en el Caribe como "pasos necesarios"; una contradicción profunda para quien acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz y respalda vías que abren espacio a una escalada regional.
Después de "esconderse" y no recibir personalmente el inmerecido galardón, Machado ofreció este jueves en Oslo una conferencia de prensa, donde "elogió" la estrategia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y especuló sobre acciones desde Washington que dejaron al Gobierno venezolano en su punto “más débil”.
Volvió María Corina a mostrar su discurso de odio y exigir la injerencia externa y normalizar la presión militar como herramienta legítima.
Ante la prensa, la aliada del mal celebró las operaciones estadounidenses en el Caribe y sostuvo que la oposición en Venezuela avanza “hasta el final”, además descartó toda opción de diálogo y legitimó escenarios de confrontación.
Más adelante, presentó el bloqueo de ingresos del Estado venezolano como la ruta indispensable y defendió su extensión internacional.
Consultada por la incautación de un petrolero frente a las costas venezolanas, reiteró que “hay que detener a estos grupos criminales”, sin aludir al impacto directo de estas medidas sobre la economía nacional de Venezuela.
Su narrativa introdujo un tono bélico al afirmar que hay jóvenes venezolanos “listos para dar la vida”, un mensaje que agrava el clima político y social de la nación bolivariana.
La contradicción es evidente: mientras recibe un premio destinado a promover la paz, su discurso avala la presión externa y celebra maniobras militares de una potencia extranjera sobre su propio país.
En declaraciones a CNN, la agente del imperialismo no dudó en confirmar el “apoyo” recibido del Gobierno estadounidense para abandonar Venezuela y llegar a Noruega.
Aunque evitó explicar detalles por “razones de seguridad”, reconoció que su desplazamiento dependió de asistencia externa.
Esta admisión profundiza la percepción de dependencia política respecto a Washington y se ajusta a la narrativa que sostiene la propia representante de la derecha radical, centrada en la intervención y la presión internacional como motores principales de su propuesta.
La relación entre la ultraderechista y Donald Trump, el sitio web Diario Red la describe como “dos caras de la misma moneda”. La publicación identifica un vínculo orgánico construido durante más de dos décadas, sustentado en alianzas políticas, militares y económicas que han guiado la ruta opositora desde la década de los 2000.
El medio recuerda su firma del Decreto de Carmona —aquel que intentaron imponer cuando el golpe de estado fallido al gobierno de Hugo Chávez en abril de 2002— y posteriormente su reunión con George W. Bush en 2005 como momentos clave para consolidar una estrategia basada en la intervención externa.
Desde entonces, su discurso incorpora la acción militar estadounidense como condición para una “transición”, enfoque que sustituye la política interna por la presión de una potencia extranjera.
Diario Red subraya que Machado propone un programa de privatización integral, concesiones energéticas y reconfiguración estatal orientada a la “seguridad energética de Estados Unidos”. Este marco, señala, convierte a la aliada de Washington en en un puente para justificar operaciones militares en el Caribe, sanciones y presiones económicas.
El análisis describe una alianza funcional: Machado ofrece garantías económicas y geopolíticas, mientras Trump articula la presión militar y diplomática. Juntas, ambas figuras conforman un proyecto regional que intenta desplazar la soberanía venezolana y abrir paso a un rediseño institucional guiado desde Washington.