En contraste con la creencia popular, no hay agua sino grasa. Las jorobas o gibas son reservas de nutrientes lípidos que los camellos (tienen dos) y los dromedarios (sólo una) utilizan cuando han pasado un largo tiempo sin alimentarse.
Estos mamíferos, adaptados a condiciones extremas de calor, resisten viajes de hasta dos meses por los desiertos y estepas de África y Asia, sin fuentes de comida o líquidos.
Mientras un humano moriría al perder 12% de agua en su cuerpo, estos animales soportan 40% de deshidratación, debido a que retienen agua en su torrente sanguíneo; sus glóbulos rojos la guardan en grandes cantidades.
Cuando durante un viaje largo estos animales comienzan a ocupar la grasa almacenada, una o su única joroba se hace flácida y se dobla, y retoma su firmeza después de que el camello o dromedario se alimenta y bebe; cuando llega a estar muy sediento puede tomar hasta 190 litros de líquido en un solo día.
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