Se cumplen 31 años del secuestro y encarcelamiento por Israel del ingeniero nuclear Vanunu

Se cumplen 31 años del secuestro y encarcelamiento por Israel del ingeniero nuclear Vanunu

AnnurTV
Friday 29 de Sep.
El 30 de septiembre se cumple el trigésimo primer aniversario del secuestro y encarcelamiento del ingeniero nuclear Mordechai Vanunu. Secuestrado por agentes israelíes en Roma, Vanunu fue condenado en 1986 a 18 años de prisión incomunicada por desvelar el programa nuclear israelí desarrollado en Dimona. En el discurso de la "guerra total contra el terrorismo", la Administración estadounidense señalaba a Irak como máxima amenaza para la seguridad internacional por una supuesta capacidad de fabricar o almacenar armamento de destrucción masiva. Frente a la propaganda belicista de EEUU que reclama la desaparición de las armas de destrucción masiva -ajenas- o la deposición de gobiernos en función del respaldo que den a los designios occidentales, existe, también en esta cuestión, una memoria frágil e interesada que ignora nuevamente a Israel. En este contexto, cabe recordar que el 30 de septiembre se cumple el trigésimo primer  aniversario del secuestro y encarcelamiento del ingeniero nuclear israelí Mordechai Vanunu. Vanunu, 48 años, judío nacionalizado israelí de origen marroquí, había trabajado durante años en el la central nuclear israelí de Dimona, en el desierto del Negev. En Dinoma, bajo la supervisión del ejército israelí y con la asistencia de la tecnología francesa, se desarrolló entre los años 70 y 80 el programa nuclear israelí. La trayectoria personal de este ingeniero de élite al servicio del Estado de Israel quedó marcada por la política de ocupación del ejército israelí contra la población palestina desde 1967 y por la invasión al Líbano en 1982, hasta el punto de crearle problemas de conciencia que derivaron en su decisión de hacer público los trabajos y el desarrollo de la capacidad nuclear de Israel. Un preso de conciencia Después de documentar con fotografías el reactor nuclear y las instalaciones secretas subterráneas de Dimona (su cálculo estimó entonces entre 200 y 300 cabezas nucleares en 1986), reveló al periódico londinense Sunday Times la información relativa al desarrollo nuclear israelí, conectando su capacidad con la asistencia que prestaban a Israel EEUU, Francia, la Sudáfrica del apartheid y otros gobiernos occidentales. Para justificar su acción, Vanunu se remitió siempre a una razón de conciencia que le impedía seguir operando al servicio de un poder militar con capacidad nuclear y le obligaba, además, a denunciarlo públicamente. La filtración de esta información supuso la orden de detención inmediata de Vanunu por parte el primer ministro israelí, en aquel entonces, el laborista Simon Peres. Vanunu sería finalmente secuestrado ilegalmente por el Mossad israelí en Roma, operando al margen de la legislación europea e italiana. El mismo día de su secuestro, el 30 de septiembre de 1986, fue trasladado en secreto a Israel y condenado a dieciocho años de prisión incomunicada. Vanunu, que siempre ha mantenido razones de conciencia para justificar su acción, ha permanecido aislado en la prisión israelí de máxima seguridad -y tan bien conocida por tantos y tantos palestinos- de Ashkelon, donde tras años de incomunicación y gracias a una extendida campaña de apoyo a su causa, promovida por organizaciones antimilitaristas de Israel, de EEUU y de Europa, ha podido ver revisada su condena si bien tal revisión únicamente le ha permitido, desde 1999, ver levantado parcialmente su aislamiento. La resolución 687 de 1991 Israel es una potencia nuclear. Se ha negado a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Ha impedido reiteradamente que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) inspeccione su reactor de Dimona. El secreto asociado a su capacidad nuclear impide que se conozca el destino de los residuos radiactivos de unas instalaciones que tienen más de cuarenta años. En posesión de armamento de destrucción masiva y en utilizando extendidamente armas de doble uso como las Carterpillar, que destruyen cada día las viviendas palestinas, Israel no es acusado por ninguna instancia internacional ni mucho menos sancionado. La propia UE -con quien Israel tiene en vigencia un Acuerdo Comercial Preferencial, que hace de este Estado un socio europeo preferente- ignora sus propias condiciones estipuladas en dicho Acuerdo: tanto el artículo 2, que obliga a Israel a respetar los derechos humanos, como las cláusulas relativas al compromiso de no proliferación de armas, son incumplidas por Israel mientras la UE sigue haciendo la vista gorda y aplicando una política declaratoria y formal contra la violencia israelí. Igualmente, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas donde gravita en el desequilibrado, injusto y consentido veto estadounidense la comunidad internacional, hace oídos sordos a la política sionista de aniquilación mantenida del pueblo palestino. Las bombas nucleares israelíes son reales y sin duda más peligrosas que el improbable programa quimérico iraquí ya desmantelado . La resolución 687 de alto el fuego de la Guerra del Golfo (1991), que impuso a Iraq como condición para el levantamiento de las sanciones económicas -entre otras dos- el desarme estratégico del país incluye también en su párrafo 14 la exigencia de convertir a Oriente Medio en zona libre de armas de destrucción masiva, es decir, que se procede tras el desarme estratégico de Iraq al del resto de países de la región. Pocos parecen recordarlo -como tampoco el destino del valeroso Vanunu.   http://bit.ly/2x1E0hu

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