Uno de los casos más relevantes fue el de levantar la prohibición de conducir para las mujeres, que entraría en vigencia en junio del corriente año, permitirles asistir a eventos deportivos como así correr maratones, unirse al ejército y la apertura de 140 puestos de trabajo.
Estas novedosas reformas parecen mostrar una cara moderna del reino saudí y así manifestar al mundo que su país no es sinónimo de extremismo, y lograr ser tapa en los más prestigiosos periódicos del globo.

Pero… ¿No llaman la atención tantos cambios de golpe?
Debido a las recientes olas populares de defensa de los derechos de las mujeres a nivel internacional y que están tomando cada vez más jerarquía, Arabia Saudí buscó el punto clave para correr el eje de la realidad de su gobierno e ideología extremista – nada más lejos del Islam original-  y así ganarse el visto bueno del tema de actualidad, para lograr tapar las masacres que está cometiendo y que pasen desapercibidas.

¿Qué quiere ocultar Arabia Saudí?

A nivel nacional:
Un gran porcentaje de la población siente maltrato, desprecio y robo por la familia real que hace más de 1 siglo, adquirió una riqueza inconmensurable e inmunidad a nivel mediático en nuestros días.
-Demolición de barrios enteros como Al-Musawara, ubicado en la ciudad oriental de Al-Awamiya.
-Decapitación a líderes opositores como el Sheij Nimr Al Nimr.
-Destrucción y atentados en mezquitas shiítas, también en la ciudad de Awamiya.
-Persecución política y sectaria.
-El sufragio es sólo municipal (las mujeres no podían votar hasta 2015).
-La pedofilia es legal.
-Esclavitud encubierta para con inmigrantes que trabajan como sirvientes, especialmente procedentes de Bangladesh, Etiopía, Indonesia, Filipinas y Sri Lanka.

A nivel internacional:
Sin más ni menos, Arabia Saudí está liderando una coalición que está destruyendo Yemen, el país más pobre de Oriente Medio, a gusto y piacere: Sin condenas internacionales y con el silencio de la opinión pública.
Con las mismas características, financia y provee armamento a los grupos terroristas que azotan Siria hace más de 7 años.
Y como si fuera poco, con el pulgar arriba de su socio comercial EE.UU. tiene una alianza (no tan) secreta con el régimen que más daño le hizo a la región desde su implantación como lo es Israel, que (además de ocupar, y cometer un genocidio en Palestina) atiende en sus hospitales a los mismos terroristas que Arabia Saudí financia y arma.
También esta alianza estratégica, busca crear un nuevo escenario de conflicto que le proporcione la segura intervención de Israel en Líbano.

Pero eso no es todo, como los reinos del Golfo y sus emiratos son apéndices del reino con apellido, también tienen sus cuotas de opresión y de coartar las libertades individuales y colectivas, por eso es que en las revoluciones incómodas como la de Bahrein, operan en conjunto como estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (PGCC, integrado por Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Qatar) donde toman un reprobable accionar en cuanto a derechos humanos, como la tortura en las cárceles y la represión de las manifestaciones populares. La isla actualmente está bajo ocupación militar de los ejércitos árabes y técnicamente se ha convertido en un “protectorado político” de sus vecinos saudíes.

Conclusión
Arabia saudí necesita de un lavado de cara para expandirse y diversificar su economía, que depende mayoritariamente del petróleo, y no se podría realizar sin reformas drásticas en la sociedad, porque lo económico depende en buena parte de la visión que el reino wahabí proyecta al exterior.

Por Nadir Moussa