Un nuevo estudio revela que la principal causa de recurrir a la comida como vía de escape ante una situación de estrés emocional es el ambiente familiar.
La investigación, publicada el martes en la revista especializada Pediatric Obesity, sugiere que el comportamiento parental es la principal causa detrás del desarrollo de ese ‘apetito emocional’.
Investigaciones anteriores sugerían que ciertos comportamientos alimentarios en la infancia temprana estaban fuertemente influenciados por la herencia genética. Entre ellos están la velocidad a la que se come, cuánto tiempo tardas en sentirte lleno y la voluntad de comer por puro placer.
Los autores de esta nueva investigación, liderada por la doctora Clare Llewellyn, analizaron la relación entre las emociones y el comportamiento alimentario de casi 400 gemelos y mellizos británicos, y comprobaron que el ambiente cuenta más que la herencia genética, ya que no existían diferencias entre hermanos.
Según el equipo de Llewellyn, la tendencia a utilizar la comida como vía de escape emocional se empieza a desarrollar en los años preescolares, que son muy importantes para la formación de la persona.
“(Eso) indica que hay espacio para darle a los padres consejos más directos sobre las estrategias que pueden utilizar para ayudar a sus niños cuando están disgustados durante esa infancia temprana tan importante, cuando se empiezan a desarrollar patrones de comportamiento”, declaró Llewellyn.